Página 85 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

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La recepción de los mensajes
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haciéndolas conformar con sus ideas preconcebidas.—
Manuscrito
22, 1890
.
Palabras tergiversadas y mal entendidas
—Me parece imposi-
ble que yo pueda ser entendida por los que tienen la luz pero no han
andado en ella. Lo que yo diga en una conversación privada suele
ser repetido de tal manera que signifique exactamente lo opuesto a
aquello que los oyentes hubieran entendido si tuvieran una mente y
un espíritu santificados. Tengo miedo de hablar aun a mis amigos,
porque luego oigo decir: “La Hna. White dijo esto” o “La Hna.
White dijo aquello”.
Mis palabras se tuercen tanto y se entienden tan mal, que estoy
llegando a la conclusión de que el Señor quiere que yo me mantenga
al margen de las grandes asambleas y rechace entrevistas privadas.
Lo que digo es repetido en una forma tan pervertida que resulta
nuevo y extraño para mí. Se mezcla con palabras habladas por
hombres que sostienen sus propias teorías.—
Carta 139, 1900
.
Desde el principio una voz entre nosotros
—Le pido que tome
su posición del lado del Señor y haga su parte como un súbdito leal
del reino. Reconozca el don que fue colocado en la iglesia para la
dirección del pueblo de Dios en los días finales de la historia terrenal.
Desde el principio la iglesia de Dios ha tenido el don de profecía en
su medio como una voz viva para aconsejar, amonestar e instruir.
Hemos llegado ahora a los últimos días de la obra del mensaje
del tercer ángel, cuando Satanás actuará con creciente poder, porque
él sabe que su tiempo es corto. Al mismo tiempo recibiremos por
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medio de los dones del Espíritu Santo diversidad de operaciones
en el derramamiento del Espíritu. Este es el tiempo de la lluvia
tardía.—
Carta 230, 1908
.
La barrera protectora destruida
—El enemigo ha hecho es-
fuerzos magistrales para perturbar la fe de nuestro pueblo en los
testimonios, y cuando estos errores lleguen tratarán de probar todas
las posiciones por medio de la Biblia, pero ellos interpretan mal las
Escrituras. Hacen aseveraciones atrevidas como las hizo el pastor
Canright, y aplican mal las profecías y las Escrituras para probar
falsedades. Y, después que los hombres han hecho su obra para debi-
litar la confianza de nuestra iglesia en los testimonios, destruyen la
barrera para que la incredulidad con respecto a la verdad se extienda
ampliamente; y ninguna voz se eleva para detener la fuerza del error.