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Mensajes Selectos Tomo 3
Hna. White, y no es mejor que mi propia opinión o la de cualquier
otro”.—
Carta 3, 1889
.
Esperan encontrar palabras en las cuales basar la interpre-
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tación humana
—Estoy consciente del hecho de que yo soy un ser
mortal y que debo vigilar mis facultades físicas, mentales y morales.
El cambio constante de un lugar a otro que los viajes hacen necesa-
rio, y la realización de trabajos públicos en los lugares donde voy,
han sido demasiados para mí, además de los escritos que he estado
preparando día y noche a medida que el Señor ha usado mi mente
por medio de su Espíritu Santo.
Y cuando me encuentro con evidencias de que esas comunica-
ciones serán tratadas por algunos de acuerdo con el juicio humano
de quienes las reciben; cuando me doy cuenta de que algunos están
tratando agudamente de encontrar algunas palabras trazadas por mi
pluma, y en las cuales puedan basar sus interpretaciones humanas
a fin de sostener su posición y justificar una conducta equivoca-
da, y pienso en estas cosas, no me resulta muy animador continuar
escribiendo.
Algunas de las personas que son reprobadas luchan por hacer
que toda palabra defienda sus propias declaraciones. ¡La tarea de
tergiversar, disimular, interpretar mal y aplicar erróneamente la Pa-
labra, es maravillosa! Algunas personas se asocian para hacer esta
obra. Aquello en lo cual uno no piensa, otra mente lo suple.—
Carta
172, 1906
.
Torciendo las Escrituras y los testimonios
—Las lecciones de
Cristo eran a menudo mal entendidas, no porque él no las hiciera
claras, sino porque las mentes de los judíos—así como las de muchos
que pretenden creer en este tiempo—estaban llenas de prejuicios.
Como Cristo no tomó partido con los escribas y los fariseos, ellos lo
odiaban; se oponían a él, y trataban de contrarrestar sus esfuerzos y
de anular sus palabras.
¿Por qué los hombres no veían y vivían la verdad? Muchos
estudian las Escrituras con el propósito de demostrar que sus propias
ideas son correctas. Cambian el significado de la Palabra de Dios
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para acomodarlo a sus propias opiniones. Y así hacen lo mismo
con los testimonios que él envía. Citan media frase, dejando afuera
la otra mitad que, si se citara, mostraría que su razonamiento es
falso. Dios tiene una polémica con los que tergiversan las Escrituras,