La recepción de los mensajes
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que había preparado varias veces para enviarles; pero que me había
sentido impedida de hacerlo por el Espíritu del Señor. Le pedí que
me señalara un momento en que yo podía visitarlos.
El contestó: “Estoy contento de que Ud. no me mandó una
comunicación escrita; prefiero tener el mensaje directamente de sus
labios; si hubiera llegado de otra manera no creo que me hubiera
hecho ningún bien”. Entonces preguntó: “¿Por qué no me da Ud. el
mensaje ahora?” Le dije: “¿Puede Ud. quedarse para escucharlo?”
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El contestó que lo haría.
Yo estaba muy cansada porque había asistido a los ejercicios de
clausura de la escuela ese día; pero me levanté de la cama en la cual
estaba acostada y le leí durante tres horas. Su corazón fue ablandado,
las lágrimas corrieron por sus ojos, y cuando dejé de leer, él dijo:
“Acepto cada palabra; todo eso se refiere a mí”.
Gran parte del material que había leído se relacionaba con la
publicación del
Echo Office
[de Australia] y la forma en que fue
dirigido desde el comienzo. El Señor también me reveló las relacio-
nes que el Hno. Faulkhead tenía con los masones libres, y yo le dije
claramente que a menos que él cortara todo lazo que lo unía con
estas asociaciones, perdería su alma.
El dijo: “Acepto la luz que el Señor me ha enviado por medio
de Ud. Pondré en práctica lo que se me dice. Soy miembro de
cinco logias, y otras tres logias están bajo mi control. Yo hago todos
sus negocios. Ahora no asistiré más a sus reuniones, y daré por
terminadas mis relaciones comerciales con ellos hasta donde me sea
posible”.
Le repetí las palabras habladas por mi guía con referencia a estas
asociaciones. Reproduje cierto movimiento que fue hecho por mi
guía, y le dije: “No puedo relatarle todo lo que se me dijo”. El Hno.
Faulkhead le dijo al pastor Daniells y a otros que yo había hecho la
señal particular conocida solamente por los masones de la orden más
elevada, en la cual él acababa de entrar. El dijo que yo no conocía la
señal, y que no me daba cuenta de que yo se la estaba dando. Esto
fue una evidencia especial para él de que el Señor estaba obrando
por medio de mí para salvar su alma.—
Carta 46, 1892
.
2. Un hermano y el visitante del campamento
—Llamé aparte
a algunos de nuestros hermanos que estaban en nuestra carpa [
en el
[95]
congreso campestre de Milton, Washington
] y les leí el asunto que