Página 94 - Mensajes Selectos Tomo 3 (2000)

Basic HTML Version

90
Mensajes Selectos Tomo 3
mañana y tarde, planeando cómo hacer una tarea más eficiente y
mejor en la causa de Dios. Nos vemos solamente en la mesa.
[103]
Marian suele ir a él para consultarle acerca de unos pocos asuntos
que parece que ella puede arreglar por su cuenta. Ella es enérgica
y trabaja rápido, y él está tan cansado que tiene que mantener los
labios cerrados y dominar sus nervios lo mejor posible. He tenido
una conversación con ella, y le he dicho que muchas de las cosas
que ha llevado a Willie las debe arreglar ella misma.
La mente de ella está en todas partes y en todos los detalles;
pero la mente de él ha estado ocupada con una variedad de temas
difíciles, hasta el punto de que su cerebro divaga y su capacidad no
está preparada, de ninguna manera, para resolver esas pequeñeces.
Ella debe decidir sobre algunas de estas cosas que pertenecen a su
trabajo, y no someterlas a la consideración de él ni perturbar su
mente con las mismas. A veces creo que nos aniquilará a ambos,
en forma totalmente innecesaria, con las pequeñeces que ella puede
resolver muy bien sin traerlas a nosotros. Ella quiere que veamos
cada pequeño cambio de palabra.—
Carta 64a, 1889
.
Sus fieles servicios son grandemente apreciados
—Me siento
profundamente agradecida por la ayuda de la Hna. Marian Davis
en la ordenación de mis libros. Reúne materiales de mis diarios, de
mis cartas y de los artículos publicados en los periódicos. Aprecio
grandemente su fiel servicio. Ha estado conmigo durante 25 años, y
constantemente ha ido adquiriendo una capacidad creciente para la
obra de clasificar y agrupar mis escritos.—
Carta 9, 1903
.
Hemos trabajado juntas, sencillamente juntas
—Marian, mi
ayudante, fiel y segura en su trabajo como la brújula al polo, se está
muriend
..
Mañana salgo para Battle Creek. Pero mi alma se angustia por la
niña que se muere y que me ha servido durante los últimos 25 años.
Hemos estado hombro a hombro en la obra y en perfecta armonía en
ese trabajo. Y cuando ella reunía las preciosas jotas y las tildes que
[104]
habían aparecido en periódicos y libros para presentármelas, solía
decir: “Ahora hay algo que se necesita. Yo no lo puedo suplir”. Yo
solía examinar el asunto, y en un momento podía señalarle la forma
de resolverlo.
Hemos trabajado juntas, sencillamente trabajado juntas, en per-
fecta armonía todo el tiempo. Ella se está muriendo. La caracterizaba