Página 114 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
criterio y discriminación para poder ver que estas objeciones no
tenían suficiente peso como para excluir a estas hermanas de la
iglesia. Ambas habían estado largo tiempo en la fe y habían sido
leales a la observancia del sábado por dieciocho o veinte años.
La hermana V, que sacó a relucir estas cosas, tendría que haber
esgrimido razones de más peso en contra de sí misma por las que
ella no tendría que haber llegado a ser un miembro de la iglesia.
¿Estaba ella sin pecado? ¿Eran todos sus caminos perfectos ante
Dios? ¿Era perfecta en paciencia, abnegación, bondad, tolerancia, y
poseía un temperamento calmo? Si no tenía las debilidades de las
mujeres corrientes, entonces podría lanzar la primera piedra. Esas
hermanas que fueron excluidas de la iglesia eran dignas de un lugar
en ella; eran amadas por Dios. Pero se las trató neciamente, sin causa
suficiente. Hubo otros casos que fueron manejados sin más sabiduría
celestial y ni siquiera con un criterio sólido. El juicio y la facultad de
discriminación del hermano S han sido pervertidos por muchos años
a través de la influencia de su esposa, quien ha sido un instrumento de
Satanás sumamente efectivo. Si él hubiera poseído la virtud genuina
de la independencia [de criterio] habría tenido el respeto propio
adecuado y con la debida dignidad habría fortalecido su propia casa.
Cuando ha comenzado un curso de conducta destinado a infundir
respeto en su familia, generalmente ha llevado el asunto demasiado
lejos y ha sido severo y ha hablado en forma áspera y altanera.
Al tomar conciencia de esto después de un tiempo, entonces va al
extremo opuesto y renuncia a su independencia.
En este estado mental recibe informes de su esposa, renuncia a su
juicio, y es engañado fácilmente por sus intrigas. A veces ella fingía
sufrir mucho y contaba las privaciones que había soportado y cómo
sus hermanos la habían descuidado, en la ausencia de su esposo. Sus
engaños y artificios astutos para abusar de la mente de su esposo han
sido grandes. El hermano S no ha recibido plenamente la luz que
el Señor le ha dado en el pasado respecto a su esposa o no hubiera
sido engañado por ella como lo ha sido. Ha sido esclavizado muchas
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veces por el espíritu de ella porque su propio corazón y vida no se
han consagrado plenamente a Dios. Sus sentimientos se inflamaron
contra sus hermanos, y los oprimió. El yo no ha sido crucificado.
Debiera tratar fervientemente de colocar todos sus pensamientos
y sentimientos en sujeción a la obediencia de Cristo. La fe y la