Página 125 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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A padres ricos
En el congreso campestre celebrado en Vermont, en 1870, me
sentí urgida por el Espíritu de Dios a dar un testimonio franco sobre
el deber de padres ancianos y adinerados en cuanto a la disposi-
ción de sus bienes. Se me había mostrado que algunos hombres
que generalmente son sagaces, prudentes y perspicaces respecto
a la transacción de negocios, que se distinguen por su prontitud y
minuciosidad, manifiestan una falta de previsión y presteza respecto
a un plan adecuado de distribución de sus bienes mientras están
vivos. No saben cuán pronto puede concluir su tiempo de prueba;
sin embargo pasan de un año a otro con sus negocios sin arreglar
y con frecuencia sus vidas finalmente se cierran sin tener el uso
de sus facultades mentales [para arreglar sus asuntos]. O pueden
morir repentinamente, sin un momento de advertencia, y sus bienes
se distribuyen de una manera que ellos no habrían aprobado. Son
culpables de negligencia; son mayordomos infieles.
Los cristianos que creen la verdad presente debieran manifestar
sabiduría y previsión. No debieran descuidar el arreglo para la dis-
tribución de sus medios, esperando una oportunidad favorable para
arreglar sus negocios durante una larga enfermedad. Tendrían que
tener sus negocios ordenados en una forma tal que, si en cualquier
momento fueran llamados a abandonarlos y no tuvieran oportunidad
de opinar en cuanto a su arreglo, pudieran definirse como ellos lo
habrían hecho si hubieran estado vivos. Muchas familias han si-
do despojadas deshonestamente de todos sus bienes y se han visto
sometidas a la pobreza porque se descuidó el trabajo que podría
haberse hecho bien en una hora. Aquellos que hacen su testamento
no deberían escatimar esfuerzos o gastos para obtener consejo legal
y hacer que sea redactado en un modo que resista la prueba.
Vi que los que profesan creer la verdad debieran mostrar su fe por
sus obras. Con las riquezas injustas, deberían hacerse de amigos para
que finalmente puedan ser recibidos en las mansiones eternas. Dios
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ha hecho a los hombres mayordomos de recursos materiales. Ha
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