Página 143 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

La educación debida
139
y mujeres de principios firmes, preparados para afrontar cualquier
situación de la vida, son los maestros de mayor utilidad y éxito per-
manente. Puede ser que su obra no sea vista bajo los aspectos más
ventajosos por los observadores descuidados, y que sus labores no
sean apreciadas tan altamente como las del maestro que domina la
mente y la voluntad de sus alumnos por la autoridad absoluta; pero
la vida futura de los alumnos demostrará los mejores resultados de
ese mejor plan de educación.
Existe el peligro de que tanto los padres como los maestros
ordenen y dicten demasiado, mientras que no mantienen suficientes
relaciones sociales con sus hijos o alumnos. Con frecuencia se
muestran demasiado reservados y ejercen su autoridad en una forma
fría y carente de ternura, que no puede conquistar el corazón de sus
hijos y alumnos. Si se acercaran a los niños y les demostraran que
los aman, y manifestasen interés en todos sus esfuerzos, y aun en
sus juegos, siendo a veces niños entre los niños, podrían hacer muy
felices a éstos y conquistarían su amor y su confianza. Y los niños
respetarían y amarían más temprano la autoridad de sus padres y
maestros.
Los hábitos y principios de un maestro deben considerarse como
de mayor importancia que su preparación literaria. Si es un cristiano
[151]
sincero, sentirá la necesidad de interesarse por igual en la educación
física, mental, moral y espiritual de sus alumnos. A fin de ejercer
la debida influencia, debe tener perfecto dominio de sí mismo y
su propio corazón debe estar henchido de amor por sus alumnos,
cosa que se revelará en su mirada, sus palabras y actos. Debe ser de
carácter firme, para poder amoldar la mente de sus alumnos, como
también instruirlos en las ciencias. La primera educación de los
jóvenes modela generalmente su carácter para toda la vida. Los
que tratan con los jóvenes deben ser cuidadosos para despertar sus
cualidades mentales, a fin de que sepan dirigir sus facultades de
manera que puedan ejercitarlas con el mayor provecho.
[152]