Página 178 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
trabajar desde el punto de vista mundano imiten el modelo de otras
instituciones.
El Instituto de Salud no fue establecido entre nosotros con el fin
de obtener dinero, aunque el dinero es muy necesario para llevar
adelante la institución en forma exitosa. Todos debieran ejercer la
economía en el gasto de los recursos, para que el dinero no se use in-
necesariamente. Pero debiera haber recursos suficientes para invertir
en los materiales necesarios que harán el trabajo de los ayudantes,
y especialmente de los médicos, tan fácil como sea posible. Y los
directores del Instituto deberían valerse de todo tipo de recursos que
les ayudarán en el tratamiento exitoso de los pacientes.
Hay que tratar a los pacientes con la mayor ternura y delicadeza.
Y sin embargo los médicos debieran ser firmes y no permitir, en
su tratamiento con los enfermos, que los pacientes les den órdenes.
Es necesaria la firmeza de parte de los médicos para el bien de
los pacientes. Pero la firmeza debiera combinarse con la cortesía
respetuosa. Ningún médico o ayudante debiera contender con un
paciente, o usar palabras ásperas e irritantes, ni siquiera palabras que
no sean sumamente amables, no importa cuán provocativo pueda ser
el paciente.
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Uno de los grandes objetivos de nuestro Instituto de Salud es
dirigir a las almas enfermas de pecado al Gran Médico, la verdadera
Fuente de sanidad, y llamar su atención a la necesidad de una reforma
desde un punto de vista religioso, para que no violen más la Ley
de Dios mediante indulgencias pecaminosas. Si puede despertarse
la sensibilidad moral de los enfermos y hacer que ellos vean que
están pecando contra su Creador al atraer la enfermedad sobre ellos
mismos y al gratificar el apetito y las bajas pasiones, cuando dejen
el Instituto de Salud no dejarán sus principios detrás, sino que los
llevarán consigo y serán genuinos reformadores de la salud en el
hogar. Si se despierta la sensibilidad moral, los pacientes decidirán
llevar a la práctica sus convicciones de conciencia; y si ellos ven la
verdad, la obedecerán. Tendrán una independencia genuina y noble
para practicar las verdades que hayan aceptado. Y si la mente está
en paz con Dios, las condiciones corporales serán más favorables.
Sobre la iglesia de Battle Creek descansa la mayor responsa-
bilidad de vivir y caminar en la luz, y de preservar su sencillez y
separación del mundo, para que su influencia pueda hablarles con