Página 19 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Una apelación a los que llevan cargas
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“Vi que no es nuestro deber estar preocupándonos con problemas
individuales. Debiera evitarse ese trabajo mental que se soporta a
causa de los errores de otros. Mi esposo puede continuar trabajando
con todas sus energías, como lo ha hecho, y como resultado descen-
der a la tumba, y que se pierdan sus esfuerzos por la causa de Dios;
o ahora puede ser aliviado, mientras le queda algo de fuerza, y vivir
por más tiempo y sus trabajos ser más eficientes”.
Repito un Testimonio dado en 1859: “En mi última visión se me
mostró que el Señor quería que mi esposo se entregara más al estudio
de las Escrituras, para que fuera más competente a fin de trabajar más
efectivamente en palabra y doctrina tanto al hablar como al escribir.
Vi que en el pasado hemos agotado nuestras energías debido a la
ansiedad y la preocupación por colocar a la iglesia en una posición
correcta. No se requiere esa labor agotadora en diversos lugares,
llevando las cargas de la iglesia; porque la iglesia debiera llevar sus
propias cargas. Nuestra tarea es instruirlos en la Palabra de Dios,
urgirlos para que sientan la necesidad de una religión práctica, y
definir tan claramente como sea posible la posición correcta respecto
a la verdad. Dios quisiera que levantemos nuestras voces en la
gran congregación sobre puntos de la verdad presente que son de
importancia vital, los cuales debieran ser presentados con claridad y
decisión, y también expuestos por escrito, para que los mensajeros
silenciosos puedan presentarlos ante la gente por todas partes. Se
requiere de nosotros que nos consagremos más cabalmente al trabajo
esencial; debemos ser fervientes para vivir a la luz del rostro de
Dios. Si nuestras mentes estuvieran menos preocupadas por las
dificultades de la iglesia, estarían más libres para ejercitarse en los
temas de la Biblia; y una aplicación más profunda a la verdad bíblica
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acostumbraría a la mente a explayarse en ese cauce de pensamiento,
y de ese modo seríamos más idóneos para la importante obra que
nos incumbe.
“Se me mostró que Dios no nos impuso esas cargas pesadas que
hemos llevado en el pasado. Es nuestro deber hablar a la iglesia y
mostrarles la necesidad de esforzarse por ellos mismos. Se les ha
prestado excesiva atención. La razón por la que no se nos debiera
exigir que asumamos cargas pesadas y nos ocupemos en trabajos
intrincados es porque el Señor quiere que realicemos una obra de
otro carácter. Él no quisiera que agotemos nuestras energías físicas