Página 221 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Efecto de las discusiones
El 10 de diciembre de 1871 se me mostraron los peligros del
hermano K. Su influencia sobre la causa de Dios no es lo que debiera
ser o lo que podría ser. Parece estar ciego respecto del resultado de
su conducta; no discierne qué clase de estela deja tras sí. No trabaja
de un modo que Dios pueda aceptar. Vi que estaba en un peligro tan
serio como Moses Hull antes que dejara la verdad. Él confiaba en sí
mismo. Pensaba que era de un valor tan grande para la causa de la
verdad que ésta no podía prescindir de él. El hermano K ha sentido
en gran medida lo mismo. Confía demasiado en su propia fuerza
y sabiduría. Si pudiera ver su debilidad como Dios la ve nunca se
envanecería o sentiría en lo más mínimo que ha triunfado. Y a menos
que dependa de Dios y se aferre a él como la fuente de su fuerza,
naufragará en la fe tan seguramente como lo hizo Moses Hull.
En sus labores él no extrae la fuerza de Dios. Depende de una
excitación para despertar su ambición. Al trabajar con unos pocos,
donde no hay una excitación especial que lo estimule, pierde su
valor. Cuando el trabajo se vuelve difícil y él no es sostenido por
esta excitación especial, entonces no se aferra con más firmeza a
Dios ni es más ferviente para perseverar en medio de la oscuridad
y ganar la victoria. Hermano K, usted frecuentemente se vuelve
infantil, débil e ineficiente precisamente cuando debería ser más
fuerte. Esto debiera indicarle que su celo y animación no siempre
provienen de la fuente correcta.
Se me mostró que éste es el peligro de los ministros jóvenes
que se ocupan en discusiones. Dirigen sus mentes al estudio de la
Palabra para reunir las cosas agudas, y se vuelven sarcásticos y, en
sus esfuerzos por enfrentar a un oponente, demasiado frecuente-
mente dejan a Dios fuera de la cuestión. La excitación del debate
disminuye su interés en reuniones donde esta excitación especial
no existe. Aquellos que se ocupan en debates no son los obreros
más exitosos y que mejor se adaptan para edificar la causa. Algunos
desean las discusiones, y prefieren esta clase de trabajo por encima
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