Página 236 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Ministros centrados en ellos mismos
Hermano R, su influencia no ha sido de un carácter tal que honre
la causa de la verdad presente. Si usted hubiera sido santificado
por la verdad que predica a otros, habría sido diez veces más útil a
la causa de Dios de lo que ha sido. Usted ha confiado tanto en lo
sensacional que sin ello tiene poca fuerza. Estos recursos que crean
gran excitación e intereses sensacionalistas son su fuerza, gloria
y éxito como obrero, pero no agradan a Dios. Sus labores en esta
dirección casi nunca son lo que usted se lisonjea que son.
Una investigación cuidadosa revela el hecho de que hay muy
pocas espigas para recoger después de esas reuniones especialmente
excitantes. Sin embargo, en base a toda la experiencia del pasado,
usted no ha aprendido a cambiar su manera de trabajar. Usted ha sido
lento en aprender cómo planear sus labores futuras como para evitar
los errores del pasado. La razón de esto ha sido que, como el ebrio,
usted ama el estímulo de estas reuniones sensacionalistas; las desea
como el borracho ansía un vaso de licor para despertar sus lánguidas
energías. Estos debates, que crean una excitación, se los considera
erradamente como celo por Dios y amor a la verdad. Usted casi se ha
desprovisto del Espíritu de Dios por trabajar con sus propias fuerzas.
Si hubiera tenido a Dios consigo en todas sus actividades, y si hubie-
se sentido una carga por las almas y tenido la sabiduría para manejar
hábilmente esas temporadas de excitación para instar a las almas
a [que entren en] el reino de Cristo, usted podría ver frutos de sus
labores y Dios sería glorificado. Su alma debería arder enteramente
con el espíritu de la verdad que presenta a otros. Después que ha
trabajado para convencer a las almas de las demandas que la Ley de
Dios tiene sobre ellos, enseñándoles arrepentimiento hacia Dios y fe
en Cristo, entonces su trabajo apenas ha comenzado. Usted también
se evita frecuentemente completar el trabajo y encomienda a otros la
pesada responsabilidad de terminar la obra que usted debiera haber
hecho. Usted dice que no está capacitado para terminar el trabajo.
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