Página 279 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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El deber de reprender el pecado
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de todas las abominaciones que se hacen” en la iglesia. Su amor por
la pureza y el honor y la gloria de Dios es tal, y tienen una visión
tan clara del carácter excesivamente pecaminoso del pecado, que se
los representa agonizando, suspirando y llorando. Léase el capítulo
noveno de Ezequiel.
Pero la matanza general de todos los que no ven así el amplio
contraste entre el pecado y la justicia, y no tienen los sentimientos
de aquellos que siguen el consejo de Dios y reciben la señal, está
descrita en la orden dada a los cinco hombres con armas: “Pasad por
la ciudad en pos de él, y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis
misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres,
hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere
señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario”.
Ezequiel
9:5, 6
.
En el caso del pecado de Acán, Dios dijo a Josué: “Ni estaré más
con vosotros, si no destruyereis el anatema de en medio de vosotros”.
Josué 7:12
. ¿Cómo se compara este caso con la conducta seguida por
los que no quieren alzar la voz contra el pecado y el mal, sino que
siempre simpatizan con aquellos que perturban el campamento de
Israel con sus pecados? Dios dijo a Josué: “No podrás hacer frente
a tus enemigos, hasta que hayáis quitado el anatema de en medio
de vosotros”.
vers. 13
. Pronunció el castigo que debía seguir a la
transgresión de su pacto.
Josué inició entonces una diligente búsqueda para descubrir al
culpable. Consideró a Israel por tribus, luego por familias, y al fin
individualmente; y Acán fue descubierto como el culpable. Pero, a
fin de que el asunto fuera claro para todo Israel y que no hubiera
ocasión de murmurar y decir que se había hecho sufrir a un inocente,
Josué obró con método. Sabía que Acán era el transgresor y que
había ocultado su pecado y provocado la ira de Dios contra su pueblo.
Indujo discretamente a Acán a que confesara su pecado, a fin de que
el honor y la justicia de Dios fueran vindicados delante de Israel.
[297]
“Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, da gloria a Jehová el
Dios de Israel, y dale alabanza, y declárame ahora lo que has hecho;
no me lo encubras.
“Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he
pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. Pues
vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos