Página 282 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
sobre quienes Dios ha puesto la carga de reprender y corregir los
pecados prevalecientes a fin de que el desagrado divino se aparte
de su pueblo. Si un caso como el de Acán estuviera entre nosotros,
habría muchos que acusarían de tener un espíritu perverso y criticón
a los que pudieran desempeñar el papel de Josué de investigar el
error. No se debe jugar con Dios, y un pueblo perverso no debe
menospreciar con impunidad sus advertencias.
Se me mostró que la manera en que Acán hizo su confesión fue
similar a las confesiones que algunos entre nosotros han hecho y
harán. Ocultan sus errores y rehúsan hacer una confesión voluntaria
hasta que Dios los descubre, y entonces reconocen sus pecados. Unas
pocas personas siguen adelante en un curso de conducta equivocado
hasta que se endurecen. Incluso pueden saber que la iglesia está
afligida, así como Acán sabía que Israel se había debilitado ante sus
enemigos debido a su culpa. Sin embargo sus conciencias no los
condenan. No desagraviarán a la iglesia humillando ante Dios sus
corazones orgullosos y rebeldes y poniendo a un lado sus errores.
El desagrado de Dios está sobre su pueblo, y él no manifestará su
poder en medio de ellos mientras existan pecados entre ellos que
sean incitados por aquellos que están en puestos de responsabilidad.
Aquellos que trabajan en el temor de Dios para liberar a la iglesia
de estorbos y para corregir errores penosos, a fin de que el pueblo de
Dios pueda ver la necesidad de aborrecer el pecado y prosperar en
pureza, y para que el nombre de Dios pueda ser glorificado, siempre
enfrentarán influencias opuestas por parte de los no consagrados.
Sofonías describe así la verdadera condición de esta clase y los
juicios terribles que vendrán sobre ellos.
“Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con
linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el
vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien
ni hará mal”.
Sofonías 1:12
. “Cercano está el día grande de Jehová,
cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará
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allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto,
día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día
de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara
sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a
los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová;
y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como