Página 281 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Codicia entre el pueblo de Dios
Vi que muchos que profesan estar guardando los mandamientos
de Dios se están apropiando para su propio uso de los medios que el
Señor les ha confiado y que debieran entrar en su tesorería. Le roban
a Dios en los diezmos y las ofrendas. Encubren y retienen lo que es
de Dios para su propio perjuicio. Acarrean escasez y pobreza para sí
y oscuridad sobre la iglesia debido a su codicia, su encubrimiento y
el hecho de robar a Dios en los diezmos y en las ofrendas.
Vi que muchas almas se hundirán en tinieblas a causa de su
codicia. El testimonio claro y directo debe vivir en la iglesia, o
la maldición de Dios descansará sobre su pueblo tan seguramente
como lo hizo sobre el antiguo Israel debido a sus pecados. Dios
considera a su pueblo como un cuerpo, responsable por los pecados
que existen en los individuos que están entre ellos. Si los dirigentes
de la iglesia descuidan la investigación diligente de los pecados que
traen el desagrado de Dios sobre el cuerpo, llegan a ser responsa-
bles por estos pecados. Pero el trato con las mentes es la obra más
delicada en la que jamás se hayan ocupado los hombres. No todos
son idóneos para corregir a los que yerran. No tienen sabiduría para
tratar el caso justamente, al mismo tiempo que aman la misericordia.
No están inclinados a ver la necesidad de mezclar el amor y la tierna
compasión con las reprensiones fieles. Algunos son siempre innece-
sariamente severos, y no sienten la necesidad de la orden del apóstol:
“A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos
del fuego; y de otros tened misericordia con temor”.
Judas 22, 23
.
Hay muchos que no tienen la discreción de Josué ni sienten
obligación especial de investigar errores y tratar prestamente con
los pecados que hay entre ellos. Que los tales no estorben a los
que tienen la carga de esta obra sobre ellos; que no se interpongan
en el camino de los que tienen que cumplir este deber. Algunos
hacen hincapié en cuestionar y dudar y encontrar faltas porque otros
hacen la obra que Dios no ha depositado sobre ellos. Los tales
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se interponen directamente en el camino para estorbar a aquellos
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