Página 284 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Confesiones hechas demasiado tarde
Cuando finalmente venga una crisis, como seguramente ocurrirá,
y Dios hable en favor de su pueblo, aquellos que han pecado, que han
sido una nube de oscuridad y que se han interpuesto directamente en
el camino de las providencias de Dios por su pueblo, pueden llegar a
alarmarse ante el extremo al que han ido murmurando y acarreando
desánimo sobre la causa; y, como Acán, aterrorizarse, reconociendo
que han pecado. Pero sus confesiones son demasiado tardías y no
son del tipo correcto para beneficiarlos, aunque pueden desagraviar a
la causa de Dios. Los tales no hacen sus confesiones como resultado
de una convicción de su verdadero estado y un sentido de cuánto
ha desagradado a Dios su curso de conducta. Dios puede darle a
este grupo otra prueba, y hacerles ver que no están mejor preparados
para subsistir libres de toda rebelión y pecado que antes que fueran
hechas sus confesiones. Siempre se inclinan por estar del lado de lo
malo. Y cuando se les hace un llamado a los que estarán del lado del
Señor para que den un paso resuelto a fin de vindicar lo correcto,
ellos manifestarán su verdadera posición. Aquellos que casi toda su
vida han estado controlados por un espíritu tan ajeno al Espíritu de
Dios como el de Acán tendrán una actitud muy pasiva cuando llegue
el momento de una acción decidida de parte de todos. No afirmarán
estar en ninguno de los dos lados. El poder de Satanás los ha retenido
por tanto tiempo que parecerán ciegos y sin ninguna inclinación a
colocarse en defensa de lo correcto. Si no toman un decidido curso
de conducta de parte del lado equivocado, no es porque tengan un
sentido claro de lo correcto, sino porque no se atreven a hacerlo.
Dios no será burlado. Es en la hora de lucha cuando los verda-
deros colores debieran lanzarse al viento. Es entonces cuando los
portadores de las normas necesitan ser firmes y permitir que se co-
nozca su verdadera posición. Es entonces cuando se pone a prueba la
habilidad de cada verdadero soldado en favor de lo correcto. Los que
esquivan el deber jamás podrán exhibir los laureles de la victoria.
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Aquellos que son fieles y leales no encubrirán el hecho de serlo, sino
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