Página 323 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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A un joven ministro y su esposa
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activa y que trabaje. Todas las facultades tienen una importancia
interdependiente, y todas necesitan ejercitarse a fin de desarrollarse
debidamente.
Hermanos A, ninguno de ustedes disfruta del trabajo físico, do-
méstico. Ambos necesitan cultivar un amor por los deberes prácticos
de la vida. Esta educación es necesaria para su salud y aumentará su
utilidad. Ustedes piensan demasiado en lo que comen. No debieran
tocar esas cosas que les darán una calidad pobre de sangre; los dos
tienen escrófula.
Hermano A, su amor por la lectura y su desagrado por el es-
fuerzo físico, mientras habla y ejercita su garganta, lo exponen a
enfermedades de la garganta y los pulmones. Debiera precaverse
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y no hablar apresuradamente, machacando lo que tiene que decir
como si tuviera que repetir una lección. No debiera permitir que el
esfuerzo proceda de la parte superior de los órganos vocales, porque
esto los agotará y los irritará constantemente, y colocará las bases
para la enfermedad. La acción debiera afirmarse sobre los músculos
abdominales. Los pulmones y la garganta debieran ser el canal, pero
no debieran hacer todo el trabajo.
Se me mostró que la manera en que usted y su esposa comen
producirá enfermedad, la cual, una vez que se haya fijado en ustedes,
no será vencida fácilmente. Ustedes dos pueden resistir por años y
no mostrar ninguna señal especial de quebrantamiento [del sistema],
pero la causa será seguida por los seguros resultados. Dios no obrará
un milagro a favor de ninguno de ustedes a fin de preservar su
salud y la vida. Deben comer y estudiar y trabajar inteligentemente,
siguiendo una conciencia iluminada. Todos nuestros predicadores
debieran ser reformadores de la salud sinceros, genuinos, que no
adopten las reformas meramente porque otros lo hacen, sino por
principio, en obediencia a la Palabra de Dios. Dios nos ha dado
gran luz sobre la reforma pro salud, la que nos pide a todos que
respetemos. No envía luz para que sea rechazada o descuidada por
su pueblo sin que ellos sufran las consecuencias.
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