Página 345 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Soñar despierto
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ni rehúsan obedecer cualquier indicación de su voluntad. Los seres
caídos son los únicos que se niegan a rendir plena obediencia a su
Hacedor. Sus palabras y obras están en discrepancia con Dios y se
oponen a los principios de su gobierno.
Sus pensamientos no son elevados. Hay suficiente [belleza] en
el mundo natural como para inducirla a amar y adorar a su Creador.
Hay materia de reflexión sin necesidad de encerrarse para alimentar-
se de esperanzas chasqueadas e imaginaciones pervertidas. No se
prepare para hablar con incrédulos y para entrar en discusión con
aquellos que se oponen a la verdad, porque usted no está equipada
con conocimiento de la Escritura para hacer esto. Usted ha descui-
dado el estudio de su Biblia. Puede recomendar mejor la verdad
mediante la mansedumbre de su vida y el fiel cumplimiento de sus
deberes diarios. Si es concienzudamente estricta para hacer su parte,
y es fiel y empeñosa para ver qué puede y qué debería hacer en
favor de aquellos por quienes trabaja, entonces representará mejor la
verdad. La mejor manera como puede recomendar la verdad no es
por discusión ni hablando, sino viviéndola diariamente, llevando una
vida consecuente, modesta, humilde como un discípulo de Cristo.
Es triste estar descontento con lo que nos rodea o con las cir-
cunstancias que nos han colocado donde nuestros deberes parecen
humildes e intrascendentes. Los deberes personales y humildes son
desagradables para usted; y está inquieta, ansiosa e insatisfecha.
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Todo esto brota del egoísmo. Piensa en usted misma más de lo que
otros piensan en su persona. Usted se ama más de lo que ama a sus
padres, hermanas y hermano, y más de lo que ama a Dios. Desea un
trabajo más agradable para el cual piensa que estará mejor equipa-
da. No está dispuesta a trabajar y esperar en la humilde esfera de
acción donde Dios la ha colocado, hasta que él la pruebe y usted
demuestre su capacidad e idoneidad para una posición más elevada.
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por
heredad”.
Mateo 5:5
. El espíritu de mansedumbre no es un espíritu
de descontento; sino que es directamente lo opuesto.
Los profesos cristianos que están siempre quejándose y lamen-
tándose, y que parecen creer que la felicidad y un rostro alegre son
un pecado, no profesan la verdadera religión. Los que consideran el
escenario hermoso de la naturaleza como si fuera un cuadro muerto,
que prefieren contemplar las hojas muertas más bien que recoger