Página 348 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
Debe comenzar una reforma en la familia de su padre. Usted lleva
la estampa del carácter de su padre. Debiera esforzarse por evitar sus
errores y sus extremos. Si verdaderamente es una discípula de Cristo,
verá un trabajo importante que hacer en su hogar. Cada familia puede
ser una escuela perpetua. Las hermanas mayores pueden ejercer una
fuerte influencia sobre los miembros más jóvenes de la familia. Los
más jóvenes, al presenciar el ejemplo de los mayores, serán guiados
más por el principio de la imitación que por los preceptos repetidos
a menudo. La hija mayor debiera siempre sentir que le corresponde
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el deber cristiano de ayudar a la madre a atender sus muchas cargas
fatigosas. Las horas que se pasan en la cama, durmiendo, o en
meditaciones sombrías, son peores que perdidas, mientras que los
hombros de algunos en la familia se doblegan para llevar la carga
pesada y penosa.
Las hijas mayores pueden ayudar en la educación de los miem-
bros más jóvenes de la familia. Aquí hay una oportunidad excelente
para usted, la de enseñar con bondad a los menos adelantados, dili-
gentemente y teniendo ante usted el temor del Señor. Puede ganar los
afectos de aquellos a quienes trata de ayudar. Puede tener aquí una
de las mejores escuelas para ejercitar las gracias cristianas. Usted no
ama a los niños. En realidad, no ama nada que requiera un esfuerzo
resuelto, serio, perseverante. Usted no ama la aplicación constante.
Ama el cambio y la variedad, y constantemente está buscando algo
que le agrade y le dé felicidad. Necesita autoeducación, y puede
obtener la ahora mejor que en cualquier tiempo futuro. Tiene que
cambiar casi en todo aspecto de su vida, y quiera Dios ayudarle a
emprender el trabajo sin demora. Sólo los puros, los buenos y los
santos morarán con Cristo cuando él venga en su reino.
Usted no puede obtener el cielo sin esfuerzo ferviente, perseve-
rante. Como se la ve a la luz del cielo, su vida hasta aquí ha sido sin
propósito y casi sin utilidad. Ahora tiene la oportunidad de redimir
el tiempo y de lavar el manto de su carácter en la sangre del Cordero.
Dios le ayudará si usted siente su necesidad de la ayuda divina. Su
justicia no es de valor ante Dios. Será victoriosa al fin sólo a través
de los méritos de Cristo. Y si puede estar entre aquellos que serán
salvados con salvación eterna, el cielo habrá valido la pena.
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