Página 364 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

Los rebeldes perecen
Coré, en su exaltada autoconfianza, reunió a toda la congrega-
ción de Israel contra Moisés y Aarón, “a la puerta del tabernáculo
de reunión; entonces la gloria de Jehová apareció a toda la congre-
gación. Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: Apartaos de
entre esta congregación, y los consumiré en un momento. Y ellos
se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus
de toda carne, ¿no es un solo hombre el que pecó? ¿Por qué airarte
contra toda la congregación?
“Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: Habla a la congre-
gación y diles: Apartaos de en derredor de la tienda de Coré, Datán
y Abiram. Entonces Moisés se levantó y fue a Datán y Abiram, y los
ancianos de Israel fueron en pos de él. Y él habló a la congregación,
diciendo: Apartaos ahora de las tiendas de estos hombres impíos,
y no toquéis ninguna cosa suya, para que no perezcáis en todos
sus pecados. Y se apartaron de las tiendas de Coré, de Datán y de
Abiram en derredor; y Datán y Abiram salieron y se pusieron a las
puertas de sus tiendas, con sus mujeres, sus hijos y sus pequeñue-
los. Y dijo Moisés: En esto conoceréis que Jehová me ha enviado
para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia
voluntad. Si como mueren todos los hombres murieren éstos, o si
ellos al ser visitados siguen la suerte de todos los hombres, Jehová
no me envió. Mas si Jehová hiciere algo nuevo, y la tierra abriere su
boca y los tragare con todas sus cosas, y descendieren vivos al Seol,
entonces conoceréis que estos hombres irritaron a Jehová”.
Números
16:19-30
. Cuando Moisés cesó de hablar, la tierra se abrió, y sus
tiendas, y todo lo perteneciente a ellos, fue tragado. Descendieron
vivos al abismo, la tierra se cerró sobre ellos, y perecieron de entre
la congregación.
Cuando los hijos de Israel oyeron el grito de los que perecían,
huyeron a gran distancia de ellos. Sabían que en parte eran culpables,
porque habían aceptado las acusaciones contra Moisés y Aarón, y
temían que también perecerían con ellos. Pero el juicio de Dios aún
360