Página 427 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Benevolencia sistemática
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están negando el yo y cultivando la liberalidad de corazón. Se están
educando para hacer buenas obras, y están cumpliendo el designio
de Dios en el plan de benevolencia sistemática tan efectivamente
como lo están haciendo los más ricos que dan de su abundancia.
En los días de los apóstoles, los hombres iban por todas partes
predicando la palabra. Se levantaban nuevas iglesias. Su amor y
celo por Cristo los conducía a actos de gran abnegación y sacrificio.
Muchas de estas iglesias gentiles eran muy pobres, sin embargo el
apóstol declara que su profunda pobreza abundaba en riquezas de
su liberalidad. Sus dádivas trascendían su capacidad de dar. Los
hombres arriesgaban sus vidas y sufrían la pérdida de todas las cosas
por causa de la verdad.
El apóstol sugiere el primer día de la semana como un momento
apropiado para reexaminar las bendiciones de la Providencia y la
prosperidad experimentada, y en el temor de Dios, con verdadera
gratitud de corazón por las bendiciones que él ha otorgado, decidir
cuánto le será devuelto, de acuerdo con el plan que él mismo ha
ideado.
Dios quiere que el ejercicio de la benevolencia sea puramente
voluntario, no recurriendo siquiera a apelaciones elocuentes para
estimular la generosidad. “Dios ama al dador alegre”.
2 Corintios
9:7
. No le agrada tener reabastecida su tesorería con recursos que se
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han dado en forma forzada. Los corazones leales de su pueblo, al
regocijarse en la verdad salvadora para este tiempo, mediante el amor
y la gratitud a él por esta preciosa luz, desearán ansiosamente ayudar
con sus medios para enviar la verdad a otros. La mejor manera
por la cual expresamos nuestro amor a nuestro Redentor es dando
ofrendas para traer almas al conocimiento de la verdad. El plan de
redención fue enteramente voluntario de parte de nuestro Redentor,
y es el propósito de Cristo que toda nuestra benevolencia consista
en ofrendas de buena voluntad.
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