Página 431 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Independencia individual
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Dios lo probó, para purificarlo, como a los hijos de Leví, para que
usted pudiera ofrecerle una ofrenda en justicia.
El yo está mezclado demasiado con todas sus labores. Su vo-
luntad debe ser moldeada por la voluntad de Dios, o usted caerá en
tentaciones deplorables. Vi que cuando usted trabaje confiando en
Dios, pasando por alto el yo, obtendrá una fuerza de él que le dará
acceso a los corazones. Los ángeles de Dios trabajarán conjunta-
mente con sus esfuerzos cuando usted sea humilde y se considere
pequeño ante sus propios ojos. Pero cuando piense que sabe más que
aquellos a quienes Dios ha estado dirigiendo por años, y a quienes
ha estado instruyendo en la verdad y capacitando para la extensión
de su obra, se habrá vuelto jactancioso y caerá en tentaciones.
Usted necesita cultivar la bondad y la ternura. Necesita ser com-
pasivo y cortés. Sus labores están demasiado impregnadas de se-
veridad y de un espíritu exigente, dictatorial, arrogante. Usted no
siempre considera bondadosamente los sentimientos de otros, y crea
pruebas e insatisfacción innecesarias. Más cariño y ternura en sus la-
bores, le darían acceso a los corazones y ganarían almas para Cristo
y la verdad.
Usted está constantemente inclinado a la independencia indi-
vidual. No comprende que la independencia es pobre cuando lo
conduce a tener demasiada confianza propia y a actuar conforme a
su propio juicio antes que respetar el consejo y estimar altamente el
juicio de sus hermanos, especialmente de aquellos que están en los
cargos que Dios ha designado para la salvación de su pueblo. Dios
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ha investido a su iglesia con autoridad y poder especiales que nadie
puede sentirse justificado para desatender y menospreciar, porque al
hacerlo menosprecia la voz de Dios.
No es seguro para usted confiar en sus impresiones y sentimien-
tos. Usted ha tenido la desgracia de caer bajo el poder de ese engaño
satánico, el espiritismo. Este manto de muerte lo ha cubierto, y su
imaginación y nervios han estado bajo el control de los demonios;
y cuando confía en usted mismo y no se aferra con firme confianza
en Dios, está en un peligro seguro. Usted puede bajar las barreras, y
frecuentemente lo hace, e invita al enemigo a que entre, y él controla
sus pensamientos y actos, mientras que usted realmente se engaña y
se jacta de que tiene el favor de Dios.