Página 483 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Importancia de la obra
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se está haciendo para promover la verdad y para salvar almas. Él
entiende la naturaleza humana y no dejará solos a estos hombres
si hay alguna posibilidad de que lleguen a ser más semejantes a
Cristo y obreros más útiles en la causa de Dios. Satanás traza sus
planes para acosar con sus tentaciones precisamente a los hombres a
quienes Dios ha dado a entender que los aceptaría para que tengan
una parte en conexión con su obra. Satanás estudia para saber de
qué modo puede guerrear mejor contra Dios y derrotar sus propó-
sitos. Está familiarizado con los puntos débiles como también con
los fuertes en los caracteres de los hombres. Y de un modo sutil
obra con todo engaño de injusticia para obstruir los propósitos de
Dios asaltando los puntos débiles en sus caracteres; y cuando lo ha
logrado ha preparado el camino para vencer atacando los puntos
más fuertes. Gana el control de la mente y ciega el entendimiento.
En el preciso momento en que están más débiles en poder moral,
entrega a la confianza propia y la autosuficiencia a los hombres
que ha confundido y derrotado por sus trampas. Se engañan ellos
mismos y piensan que están en buena condición espiritual.
El enemigo se apoderará de todo elemento posible a fin de usarlo
en su favor y destruir las almas. Se han dado testimonios en favor de
individuos que ocupan puestos elevados. Comienzan bien llevando
las cargas y haciendo su parte en conexión con la obra de Dios.
Pero Satanás los persigue con sus tentaciones, y ellos finalmente son
vencidos. Cuando otros examinan su conducta equivocada, Satanás
sugiere en sus mentes que debe haber un error en los
Testimonios
dados a estas personas, de otro modo estos hombres no habrían
demostrado ser indignos de llevar una parte en la obra de Dios.
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Así es precisamente como Satanás planeó que debería ser. Arro-
jaría dudas en cuanto a la luz que Dios ha dado. Estos hombres
podrían haber resistido las tentaciones de Satanás si hubieran velado
y estado en guardia, sintiendo su propia insuficiencia, y confiando
en el nombre y la fuerza de Jesús para mantenerse fieles al deber.
Pero debiera tenerse en mente que siempre ha habido condiciones
vinculadas con el aliento dado a estas personas: que si mantuvieran
un espíritu altruista, si sintieran su debilidad y dependieran de Dios,
no confiando en su propia sabiduría y juicio, sino haciendo de él su
fuerza, podrían ser una gran bendición en su causa y obra. Pero Sata-
nás ha venido con sus tentaciones y ha triunfado casi cada vez. Él ha