Página 51 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Amistad íntima con mundanos
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sea demasiado tarde. Entonces comprenderá el terrible error que ha
cometido.
Su educación no ha sido la que se necesita para formar caracteres
sólidos y fuertes, por lo tanto ahora tiene que obtener la educación
que debiera haber recibido años atrás. Su madre fue demasiado indul-
gente con ustedes. Una madre no puede amar a sus hijos demasiado
bien, pero puede amar equivocadamente y permitir que su afecto la
ciegue en cuanto a los mejores intereses de ellos. Ustedes han tenido
una madre indulgente y tierna. Ella ha protegido demasiado a sus
hijos. Su vida casi fue aplastada por las cargas que sus hijos tendrían
que haber llevado, y que ellos podrían haber sobrellevado mejor que
ella.
La falta de firmeza y abnegación en sus caracteres es un serio
impedimento para obtener una experiencia religiosa genuina que no
será arena resbaladiza. Debieran cultivarse la firmeza y la integridad.
Estas cualidades son positivamente necesarias para una vida cristiana
exitosa. Si usted tiene integridad de alma no será desviado de lo
correcto. Ningún motivo será suficiente para moverlo de la línea
recta del deber; usted será leal y fiel a Dios. Las súplicas del afecto
y del amor, las ansias de amistad, no lo afectarán para apartarlo de
la verdad y el deber; no sacrificará el deber a la inclinación.
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Si usted, mi hermano, se siente atraído a unir los intereses de su
vida a una niña joven y sin experiencia, con una educación realmente
deficiente en los deberes corrientes y prácticos de la vida cotidiana,
comete un error; pero esta deficiencia es pequeña comparada con su
ignorancia respecto a sus deberes para con Dios. Ella no ha carecido
de luz; ha tenido privilegios religiosos, y sin embargo no ha sentido
su pecaminosidad miserable sin Cristo. Si en su infatuación, usted
puede apartarse repetidamente de la reunión de oración, donde Dios
se encuentra con su pueblo, a fin de disfrutar la compañía de alguien
que no ama a Dios y que no ve atractivos en la vida religiosa, ¿cómo
puede esperar que Dios prospere dicha unión? No se apresure. No
debieran alentarse los matrimonios que se contraen a temprana edad.
Si las jóvenes o los jóvenes no respetan las demandas de Dios, si no
prestan atención a los requerimientos que los atan a la religión, hay
peligro de que no considerarán debidamente las demandas del espo-
so o de la esposa. El hábito de estar frecuentemente en la compañía
de la persona de su elección, y de hacer eso sacrificando también los