Página 53 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Amistad íntima con mundanos
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él, entonces él será su Salvador. Pero si escogen su propio camino
andarán en tinieblas hasta que sea demasiado tarde para asegurarse
la recompensa eterna.
¿Qué han estado ustedes dispuestos a sufrir por causa de la ver-
dad? Tienen un período muy corto en el cual cultivar los rasgos
nobles de sus caracteres. En cierta medida, todos ustedes han estado
insatisfechos y han sido desdichados. Han tenido muchas quejas.
Se han expresado con incredulidad y han censurado a otros. Espe-
cialmente esto es cierto en cuanto a F y H. Sus corazones se han
llenado de orgullo, y a veces hasta de amargura. Han descuidado su
aposento privado para orar, y no han amado los ejercicios de los de-
beres religiosos. Si hubieran perseverado en sus esfuerzos por crecer
en Cristo, su Cabeza viviente, ahora serían fuertes y competentes
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para bendecir a otros con su influencia. Si hubieran cultivado una
energía constante, uniforme, sin vacilaciones, ahora serían fuertes
para resistir la tentación. Pero estas preciosas cualidades se pueden
ganar únicamente a través de una entrega del alma a las demandas de
la religión. Entonces los motivos serán elevados, y el intelecto y los
afectos estarán equilibrados por principios nobles. Dios obrará con
nosotros si sólo nos ocupamos en una conducta saludable. Debemos
sentir la necesidad de unir nuestros esfuerzos humanos y proceder
fervoroso con el poder divino. Podemos levantarnos en [el poder de]
Dios, fuertes para vencer. Usted, hermano E, ha cometido un grave
error por carecer de energía de propósito para actuar y resistir.
Qué gran error se comete en la educación de los niños y jóvenes
por obrar con favoritismos, al consentirlos y mimarlos. Se vuelven
egoístas e inútiles, y carecen de energía en las cosas pequeñas de
la vida. No son educados para adquirir fuerza de carácter en el
cumplimiento de los deberes cotidianos, por humildes que sean.
Ustedes descuidan de hacer voluntaria y alegremente el deber que
tienen directamente por delante para llevar a cabo, y que alguien
debe hacerlo. En todos nosotros hay un gran deseo de encontrar una
obra más grande y más exaltada.
Nadie está calificado para realizar un trabajo grande e importante
a menos que haya sido fiel en el cumplimiento de los deberes peque-
ños. Es en forma gradual como se forma el carácter y como se educa
el alma para emplear fuerzas y energías proporcionales a la tarea que
debe cumplirse. Si somos criaturas de circunstancias, seguramente