Página 549 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Exclusividad de la familia
K, pobre criatura, como muchos otros tiene por delante un trabajo
que nunca había soñado. Se ha apartado de Dios. Sus pensamientos
se concentran demasiado en ella misma, y busca agradar al mundo,
no mediante el amor desinteresado por las almas, tratando de guiarlas
a Cristo, sino por su falta de espiritualidad y su conformidad con el
mundo en espíritu y en obras. Ella debiera morir al yo y obtener una
experiencia en el bien hacer. Es fría y carente de ternura. Necesita
que todo este espíritu glacial e inaccesible sea subyugado, que sea
derretido con el sol del amor de Cristo. Se encierra mucho en sí
misma. Dios vio que era una pobre planta raquítica, que no llevaba
fruto, nada sino hojas. Los pensamientos de ella estaban ocupados
casi exclusivamente con “mí y mío”. Misericordiosamente él ha
estado podando esta planta de su amor, cortando las ramas, para
que las raíces puedan entrar más profundamente. Ha estado tratando
de atraer a esta hija a sí mismo. Su vida religiosa ha sido casi
enteramente estéril. Ella es responsable por el talento que Dios le ha
dado. Puede ser útil, puede ser una colaboradora de Cristo si derriba
el muro de egoísmo que la ha aislado de la luz y el amor de Dios.
Hay muchos que necesitan nuestra comprensión y consejo, pero
no aquel consejo que implica superioridad en el dador e inferioridad
en el recipiente. K necesita el amor suavizador y enternecedor de
Dios en su corazón. Las miradas y tonos de la voz debieran modu-
larse con cuidadosa consideración y con un amor tierno y deferente.
Cada mirada y cada tono de voz que implica la idea de “Soy su-
perior”, enfrían la atmósfera de su presencia y se asemeja más a
un carámbano que a un rayo de luz que da calor. Mi hermana, su
influencia es categórica. Usted moldea a aquellos con quienes se
asocia, o de lo contrario no puede estar de acuerdo con ellos. No
tiene la menor intención de ser moldeada por la mejor influencia de
otros ni de ceder su juicio y sus opiniones ante ellos. Usted razonará
buscando su conveniencia y justificará sus ideas y su conducta. Si no
convence a otros, recurrirá vez tras vez al mismo punto. Este rasgo
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