Página 551 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Exclusividad de la familia
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y calmado para que ella lo ambicione. Para ella este valioso or-
namento posee tan poco valor que no puede consentir en usarlo.
Demasiado frecuentemente tiene un espíritu de resentimiento que
está tan opuesto al Espíritu de Dios como el este está del oeste. La
verdadera bondad es una joya de gran valor a la vista de Dios. Un
espíritu manso y sereno no estará siempre buscando la felicidad
para sí, sino que procurará olvidarse de sí mismo y encontrará dulce
contentamiento y verdadera satisfacción en hacer felices a otros.
En la providencia de Dios, la hermana N ha sido separada de la
familia de su padre. Aunque comparte con otros las características
de la relación familiar, el hecho de llevar grandes responsabilidades
la ha inducido a olvidarse de ella misma y la ha interesado en
las aflicciones ajenas. En cierta medida, ha abierto su corazón en
solidaridad y amor por la familia de Dios, interesándose en los
demás. La obra y la causa de Dios han ocupado su atención. En
cierto grado, ha sentido que los pobres mortales caídos son una gran
hermandad. Ha tenido que educarse para pensar por otros, actuar por
otros, y olvidarse del yo; y sin embargo no ha cultivado por otros, tan
cabalmente como debiera, el interés, la comprensión y el afecto que
los seguidores de Cristo necesitan. Necesita tener más compasión y
ser menos justicieros y rígidos. Cuando daba su interés y tiempo al
gran tema de la reforma pro salud procuró alcanzar a otros aparte
de sí misma. Al hacerlo fue bendecida. Cuanto más hace por el bien
de otros, más cosas encuentra para hacer y más se siente inclinada a
realizar.
Su trabajo por otros frecuentemente la lleva donde se necesita
ejercer fe para poder superar situaciones penosas. Pero son contesta-
das oraciones fervientes, y la fe, el amor y la confianza en Dios se
fortalecen. Se gana experiencia mediante reiteradas perplejidades y
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pruebas. Dios está moldeando el corazón en algo más semejante a
él mismo. Y sin embargo el yo clama constantemente por obtener
la victoria. La hermana N necesita cultivar más ternura y solícito
interés en su trato diario con los demás. Necesita esforzarse para
subyugar el yo. Si es ciertamente una cristiana sentirá que debe
dedicar la mejor parte de su vida, y si es necesario toda la vida, al
trabajo altruista y paciente y así mostrar su amor por el Maestro. Sin
esta experiencia no alcanzará la perfección del carácter cristiano.