Página 559 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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El pecado de la codicia
Querido hermano P: Haré un esfuerzo más para amonestarlo a
que se esfuerce para ganar el reino. Se le ha dado amonestación
tras amonestación, a las que usted no ha prestado atención. Pero,
oh, si usted aun ahora quisiera arrepentirse de su conducta pasada
equivocada y volverse al Señor, podría no ser demasiado tarde para
corregir los errores. Todas las facultades de su mente han sido de-
dicadas a conseguir dinero. Usted ha adorado el dinero. Ha sido su
dios. La vara de corrección de Dios pende sobre usted. Sus juicios
pueden sorprenderle en cualquier momento y usted ir a la tumba sin
estar listo, con sus vestiduras sucias y manchadas con la corrupción
del mundo. ¿Cuál es su registro en el cielo? Cada dólar que usted
ha acumulado ha sido como un eslabón extra en la cadena que lo
sujeta a este pobre mundo. Su pasión por hacer ganancias se ha ido
fortaleciendo continuamente. Su gran preocupación ha sido cómo
podría obtener más recursos. Usted ha tenido una experiencia te-
rrible, que debería ser una advertencia para aquellos que permiten
que el amor al mundo tome posesión de sus almas. Usted ha llegado
a ser un esclavo de las riquezas. ¿Qué dirá cuando el Maestro le
pida cuenta de su mayordomía? Usted ha permitido que el afán por
conseguir dinero llegue a ser la pasión dominante de su vida. Está
tan intoxicado con el amor al dinero como el ebrio lo está con su
licor.
Jesús ha intercedido para que el árbol infructífero pueda ser
preservado un poco más de tiempo y yo le ruego una vez más que
realice no un esfuerzo débil, sino uno muy intenso, para alcanzar el
reino. Líbrese de la trampa de Satanás antes que la palabra, “es dado
a ídolos; déjalo” (
Oseas 4:17
), sea dicha con respecto a usted en el
cielo. Todos los amantes del dinero, como usted, un día clamarán
con amarga angustia: “¡Oh, el engaño de las riquezas! He vendido
mi alma por dinero”. Su única esperanza ahora es no dar ningún
paso equivocado, sino hacer un vuelco completo al respecto. Llame
resueltamente en su ayuda a la fuerza de voluntad que usted por
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