Página 574 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
Al hermano R no le agrada aplicarse profundamente ya sea al
estudio de las Escrituras o al trabajo físico. Prefiere un camino más
fácil, y todavía no conoce nada experimentalmente de la carga de
la obra de Dios. Es más fácil para él repetir los pensamientos de
otros que investigar diligentemente la verdad por sí mismo. Es sólo
mediante el esfuerzo personal, la rigurosa aplicación de la mente
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y una dedicación completa al trabajo que los hombres llegan a ser
competentes para el ministerio.
Dice Cristo: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se
desvaneciere, ¿con qué será salada?”
Mateo 5:13
. El sabor de la sal
es gracia divina. Todos los esfuerzos hechos para hacer avanzar la
verdad no son sino de poco valor a menos que el Espíritu de Dios
los acompañe. Usted ha convertido la enseñanza de la verdad en
un juego de niños. Su mente ha estado concentrada en su propia
comodidad y placer, siguiendo sus inclinaciones. Usted y su esposa
no tienen un sentido real del carácter sagrado de la obra de Dios.
Ambos piensan más en agradar sus caprichos y en estudiar cómo
gratificar sus deseos de comodidad y placer que en dedicarse a
los deberes severos de la vida, especialmente las responsabilidades
vinculadas con la obra de advertir al mundo en cuanto al juicio
venidero.
Usted ha visto al hermano S doblegado bajo las cargas y desgas-
tado por el trabajo físico; pero ha tenido un apego tan grande a su
comodidad y ha querido tanto mantener su propia importancia que
se ha mantenido distante, excusándose de ocuparse en los deberes
que alguien estaba obligado a realizar. Ha pasado días en confor-
table indolencia sin beneficiar a nadie, y luego su conciencia pudo
permitirle, sin remordimiento, informar tiempo mayormente gastado
en haraganería y recibir paga de la tesorería de Dios.
Usted ha mostrado por su conducta que no tenía un sentido
elevado de las cosas sagradas. Ha robado a Dios y ahora debería
tratar de hacer una obra completa de arrepentimiento. No intente
enseñar a otros. Cuando esté convertido, entonces puede ser capaz
de fortalecer a sus hermanos, pero Dios no necesita hombres de su
estampa de carácter en su viña. Cuando usted se quite esa estampa,
y lleve la impronta de lo divino, entonces podrá trabajar para la
causa de Dios. Debe aprender casi todo y apenas tiene un corto
tiempo en el cual aprender estas lecciones. Dios le ayude a trabajar