Página 576 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Los padres como reformadores
El 3 de enero de 1875 me fue mostrado que ninguno de nosotros
comprende los peligros que nos acechan a cada paso. Tenemos un
enemigo vigilante, y sin embargo no estamos despiertos ni nos apli-
camos seriamente en nuestros esfuerzos para resistir las tentaciones
de Satanás y vencer sus engaños.
Dios ha permitido que la luz de la reforma pro salud brille so-
bre nosotros en estos últimos días, para que caminando en la luz
podamos escapar de los muchos peligros a los cuales estaremos
expuestos. Las tentaciones de Satanás sobre la familia humana son
poderosas para conducirlos a complacer el apetito, gratificar las
inclinaciones, y vivir una vida de insensatez descuidada. Presenta
atracciones en una vida de placeres personales, tratando de gratificar
el instinto animal. El libertinaje prevalece en un grado alarmante
y está arruinando el organismo de las personas para toda la vida, y
no sólo esto, sino que las facultades morales son sacrificadas. La
complacencia intemperante está reduciendo las energías vitales del
cuerpo y la mente. Coloca al que es vencido en el terreno del enemi-
go, donde Satanás puede tentar, molestar y finalmente controlar la
voluntad a su placer.
Aquellos que han sido vencidos en el área del apetito y están
usando tabaco abundantemente están degradando sus facultades
mentales y morales y colocándolas en servidumbre de lo animal. Y
cuando se complace el apetito por el licor fermentado, el hombre
voluntariamente coloca en sus labios la poción que lo degrada por
debajo del nivel del bruto, a él que fue hecho a la imagen de Dios. La
razón es paralizada, el intelecto es entorpecido, las pasiones animales
son excitadas, y luego siguen crímenes del carácter más vil. Si los
hombres llegaran a ser temperantes en todas las cosas, si no tocaran,
ni gustasen, ni manejaran, los licores fermentados y los narcóticos, la
razón sostendría las riendas del gobierno en sus manos y controlaría
los apetitos animales y las pasiones. En esta era de tensiones, cuanto
menos excitantes sean los alimentos, mejor. La temperancia en todas
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