Página 590 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
pueda instigar. Nuestra respuesta debe ser: Estamos empeñados en
una gran obra y no podemos ir. A veces no sabremos qué conducta
debemos seguir para preservar el honor de la causa de Dios y vindicar
su verdad.
La conducta de Nehemías debiera ejercer una gran influencia
sobre nuestra mente acerca de cómo hacer frente a esta clase de
oponentes. Debemos llevar todas estas cosas al Señor en oración,
como lo hizo Nehemías cuando dirigió sus súplicas a Dios con
espíritu humillado. Se aferró a Dios con fe inquebrantable. Tal es la
conducta que debemos seguir. El tiempo es demasiado precioso para
que los siervos de Dios se dediquen a vindicar su propio carácter
calumniado por los que aborrecen el sábado del Señor. Debemos
avanzar con confianza inquebrantable, creyendo que Dios dará a su
verdad grandes y preciosas victorias. Con humildad, mansedumbre
y pureza de vida, confiados en Jesús, debemos ir acompañados de
un poder convincente de que tenemos la verdad.
No entendemos como nos es dado entenderlas la fe y la confian-
za que podemos depositar en Dios, y las grandes bendiciones que
la fe nos dará. Nos espera una obra importante. Debemos obtener
idoneidad moral para el cielo. Nuestras palabras y nuestro ejemplo
deben hacerse sentir sobre el mundo. Los ángeles de Dios están ac-
tivamente empeñados en ministrar a los hijos de Dios. Nos han sido
hechas preciosas promesas a condición de que obedezcamos a los
requerimientos de Dios. El cielo está lleno de las más ricas bendicio-
nes que esperan todas para sernos comunicadas. Si sentimos nuestra
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necesidad y acudimos a Dios con sinceridad y fe ferviente, seremos
puestos en íntima comunión con el cielo y seremos conductos de luz
para el mundo.
Es necesario que se haga resonar a menudo la amonestación:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como
león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
1 Pedro
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