Página 86 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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La fidelidad en los deberes domésticos
Estimada hermana O: Creo que usted no es feliz. Al buscar
una gran obra que hacer, pasa por alto los deberes actuales que
se encuentran directamente en su camino. No es feliz porque está
mirando por encima de los pequeños deberes diarios de la vida en
busca de alguna obra más elevada y más grande. Se siente inquieta,
intranquila y descontenta. Le gusta más dictar que ejecutar órdenes.
Le gusta más decir a otros lo que deben hacer que hacerlo usted
misma con alegría.
Usted podría haber hecho más feliz el hogar de sus padres si
hubiera estudiado menos sus inclinaciones, y más la necesidad ajena.
Cuando desempeña los deberes comunes y ordinarios de la vida,
no dedica su corazón a la tarea que está realizando. Su mente se
aleja de él y piensa en un trabajo más agradable, superior o más
honorable. Alguien debe hacer esas mismas cosas que no le causan
placer y hasta le desagradan. Estos deberes sencillos, si se hacen
con buena voluntad y fidelidad, le darán una educación que usted
necesita para que le lleguen a gustar los deberes domésticos. Hay en
ello una experiencia que le es altamente esencial obtener, pero no la
aprecia. Usted murmura contra su suerte, haciendo así desgraciados
a los que la rodean, y sufriendo usted misma una grave pérdida.
Tal vez nunca se la llame para realizar un trabajo que implique
presentarse ante el público. Pero todos las tareas que cumplimos y
que son necesarias, ya sea lavar los platos, poner la mesa, atender a
los enfermos, cocinar o lavar, son de importancia moral; y mientras
no podamos desempeñar estos deberes con alegría y felicidad, no
estamos listos para llevar a cabo otros deberes mayores y superiores.
Las tareas humildes que se nos presentan deben ser hechas por
alguien; y los que las cumplen deben sentir que están haciendo
un trabajo necesario y honorable, y que al cumplir su misión, por
humilde que sea, realizan la obra de Dios tan ciertamente como
Gabriel cuando era enviado a los profetas. Todos se desempeñan
en su orden y en sus respectivas esferas. La mujer en su hogar, al
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