Página 89 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Orgullo y pensamientos vanos
Queridos hijos P y Q: Ustedes están engañados acerca de ustedes
mismos. Ustedes no son cristianos. Ser verdaderos cristianos es ser
semejantes a Cristo. Ambos están lejos del blanco en este respecto;
sin embargo espero que no permanezcan engañados hasta que sea
demasiado tarde para formar caracteres para el cielo.
Su ejemplo no ha sido bueno. No han llegado al punto de obe-
decer las palabras de Cristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.
Mateo 16:24
. Aquí
hay lecciones que ustedes no han aprendido. La negación del yo no
ha sido parte de su educación. Han descuidado estudiar las palabras
de vida. “Escudriñad las Escrituras” (
Juan 5:39
), dijo el Maestro
celestial. Él sabía que esto era necesario para todos a fin de que
llegaran a ser verdaderos seguidores de Cristo. A ustedes les encanta
leer libros de cuentos, pero no encuentran interesante la Palabra de
Dios. Deberían limitar su lectura a la Palabra de Dios y a los libros
que son de un carácter espiritual y útil. Al hacer esto, cerrarán una
puerta contra la tentación y serán bendecidos.
Si hubieran perfeccionado la luz que ha sido dada en Battle
Creek, estarían ahora mucho más adelantados en la vida divina de
lo que están. Ambos son vanidosos y orgullosos. No han sentido
que deben dar cuenta de su mayordomía. Son responsables ante
Dios por todos sus privilegios y todos los medios que han pasado
por sus manos. Han buscado su propio placer y su gratificación
egoísta a expensas de la conciencia y de la aprobación de Dios. No
actúan como siervos de Cristo, responsables ante el Salvador que
los compró con su propia sangre. “¿No sabéis que al ofreceros a
alguien para obedecerle, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o
del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia? Pero gracias
a Dios, que aunque fuisteis esclavos del pecado, habéis llegado a
ser obedientes de corazón a ese modelo de enseñanza al cual estáis
entregados; y liberados del pecado, habéis llegado a ser siervos de
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la justicia”
Romanos 6:16-18 (NRV)
.
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