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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
tomara a su esposa y las dos hijas que todavía vivían en su casa y
que abandonara la ciudad. Pero Lot estaba triste; la idea de dejar a
sus hijas y a su esposa, porque rehusó irse sin ellas, casi le partió el
corazón. Todos habrían perecido en la terrible ruina de Sodoma, de
no ser que el Señor, en su gran misericordia, hubiera enviado a sus
ángeles para rescatarlos.
Lot estaba paralizado por la gran calamidad que estaba a punto
de ocurrir. Estaba estupefacto y entristecido por la idea de abandonar
todo lo que amaba en la tierra. Como dudaba, los ángeles de Dios
agarraron su mano, y las de su esposa y sus dos hijas, y los llevaron
fuera de la ciudad, ordenándoles que huyeran para salvar sus vidas,
sin mirar atrás ni quedarse en el valle, escapando hacia las montañas.
¡Cuán rebelde fue Lot para obedecer al ángel e ir tan lejos como
fuera posible de la corrupta Sodoma que estaba sentenciada a ser
destruida! Desconfió de Dios y suplicó poder permanecer en ella.
La vida en esa ciudad malvada había debilitado su fe y su confianza
en la justicia del Señor. Pidió que se le permitiera obrar según sus
deseos, y no como se le pedía para que no lo venciera el mal y
debiera morir. Los ángeles llegaron en una misión especial para
salvar las vidas de Lot y su familia; pero Lot había vivido tanto
tiempo rodeado de influencias corruptoras que su sensibilidad estaba
embotada y no podía discernir las obras de Dios y sus propósitos;
no podía abandonarse a sus manos para que él hiciera su oferta.
Continuamente suplicaba por él mismo y esa falta de fe costó la
vida de su esposa. Miró atrás, hacia Sodoma y, murmurando contra
Dios, fue transformada en una estatua de sal para que permaneciera
como una advertencia a todos aquellos que desprecian las gracias
especiales y las providencias del cielo. Después de esta terrible
retribución, Lot ya no se atrevió a reducir el paso, sino que huyó a
las montañas, siguiendo las instrucciones de los ángeles. La conducta
pecaminosa de sus hijas después de haber dejado Sodoma fue el
resultado de las malignas confraternizaciones que se produjeron
mientras estuvieron en la ciudad. Sus mentes confundían el sentido
de lo correcto y lo incorrecto, y el pecado no les parecía tal.
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El ejemplo de Lot debería ser una advertencia para todos aque-
llos que desean vivir vidas piadosas; para que se separen de todas
las influencias calculadas para inducirlos a apartarse de Dios. Lot
permaneció tanto tiempo entre los malvados que solamente fue ca-