Página 12 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
literatura gratis por nuestros laicos, siendo el pastor N. S. Haskell el
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que dirigía la organización de la sociedad de tratados y la sociedad
misionera.
El tomo 4 abarca la era de los grandes congresos campestres de
los adventistas del séptimo día. Con la primera de estas reuniones
que se tuvo en 1868, el plan había sido seguido con un entusiasmo
cada vez mayor. En el espacio de una década difícilmente había
una asociación local de un estado que no tuviera su reunión anual
cada verano. Se seleccionaban bien los lugares y se hacía buena
publicidad. Fue en relación con estos grandes congresos campestres
adventistas cuando comenzó un esfuerzo concertado para informar
de la obra de los adventistas del séptimo día en los periódicos. Se
esmeraron en hacer llamativo el lugar, proporcionar buen alimento
y presentar un mensaje elocuente. Las reuniones de cinco, seis o
siete días de duración, en los días de semana tenían una asistencia de
algunos cientos de adventistas y los fines de semana atraían a varios
miles de oyentes interesados no adventistas. El momento culminante
de un interés así, fue en 1876, cuando en Groveland, Massachussets,
un sector de Boston, el domingo 27 de agosto se congregaron veinte
mil personas en la reunión campestre. Aquella tarde, la señora White
se dirigió a quince mil oyentes atentos.
La obra de la temperancia también desempeñó un papel pre-
ponderante durante los años que abarca el tomo 4. Los adventistas
del séptimo día, con Elena G. de White como una de sus oradoras
sobresalientes, fueron una de las organizaciones de vanguardia en la
defensa de la temperancia. La forma práctica en la que trabajaron
para hacer frente a la ola de intemperancia, la relata la señora White
en su capítulo “Experiencia y trabajos” que se encuentra en el centro
de este libro.
Durante los años de la parte final de la década de 1870 hubo
gran actividad en la sede central de la organización, en Battle Creek.
El nuevo tabernáculo sucedió a la casa de adoración que se había
quedado pequeña. Esta nueva iglesia, construida para acomodar las
sesiones de la Asociación General, se la conoció como el
Dime
Tabernacle
(Tabernáculo de los diez centavos), porque se le pidió a
cada miembro a lo largo y ancho de todos los Estados Unidos que
contribuyera por lo menos con diez centavos para su construcción.
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Se edificó entre la oficina de la
Review and Herald
y el sanatorio,