Página 230 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
propia costumbre. Esta raíz de amargura extravía las almas y, por
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culpa de todos esos interrogantes, se vuelven murmuradoras, por lo
que se alejan tanto de Dios que el testimonio y la reprobación que él
envía no puede alcanzarlas. La sangre de esas almas recaerá sobre
usted y sobre los espíritus con los que ha estado en armonía.
Como siervos suyos, Dios nos ha dado una tarea por cumplir.
Nos dio un mensaje para que lo lleváramos a su pueblo, durante
treinta años hemos recibido las palabras de Dios y las hemos repetido
a su pueblo. La responsabilidad que aceptamos con tanta oración
y meditación nos ha hecho temblar. Hemos sido embajadores de
Dios que, como sustitutos de Cristo, suplican a las almas que se
reconcilien con Dios. Hemos advertido de los peligros que Dios
nos ha mostrado que acechaban a su pueblo. Dios nos encargó
una tarea. ¿Cuál será, pues, la condición de aquellos que no quieran
escuchar las palabras que Dios les envía porque contrarían sus deseos
o reprenden sus errores? Si usted está plenamente convencido de
que no hemos hablado en nombre de Dios, ¿por qué no obra de
acuerdo con su fe y corta toda relación con las personas que se
encuentran sometidas a un engaño tan grande como este pueblo? Si
se ha comportado de acuerdo con los dictados del Espíritu de Dios,
usted tiene razón y nosotros estamos equivocados. Una de dos: o
Dios enseña a su iglesia, reprende sus malas acciones y refuerza su
fe, o no hace nada de eso; o esta obra es de Dios, o no lo es. Dios no
entra en componendas con Satanás. ¿Mi tarea durante los últimos
treinta años lleva el sello de Dios o el del enemigo? En este asunto
no hay medias tintas. Los Testimonios son del Espíritu de Dios o del
demonio. Al alinearse contra los siervos de Dios, ¿está trabajando
para Dios o para el maligno? “Por sus frutos los conoceréis”.
Mateo
7:20
. ¿Qué sello lleva su obra? Valdrá la pena mirar con espíritu
crítico el resultado de su conducta.
No es nada nuevo que un hombre sea engañado por el archiem-
baucador y se alinee contra Dios. Considere su conducta con espíritu
crítico antes atreverse a ir más allá en la senda que está siguiendo.
Los judíos se engañaron a sí mismos. Rechazaron las enseñanzas
de Cristo porque sacaba a la luz los secretos de sus corazones y
reprendía sus pecados. No quisieron acercarse a la luz por temor de
que sus acciones fuesen reprobadas. Prefirieron las tinieblas a la luz.
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Cristo dijo: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y