Página 257 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Soberbia en la iglesia y en la familia
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para el edificio celestial. Pero si se aferra al yo y no está dispuesto a
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pasar por las pruebas del proceso de refinado, no habrá lugar para
usted en esa estructura que se formará sin que se oiga el sonido de
un solo martillo o una sola hacha. Si no transforma su naturaleza,
si no se refina y se eleva mediante la verdad santificadora para los
últimos días, no será digno de tener un lugar entre los puros y santos
ángeles.
¿Podrá darse el lujo de aferrarse a sus hábitos descarriados y, al
fin, ser hallado entre los incrédulos sin santificar? ¿Se ve capaz de
correr algún riesgo en este asunto? Hay demasiado en juego para que
se aventure a proseguir con la conducta indulgente que ha seguido
hasta ahora. No ha dudado en hablar de la verdad a los incrédulos,
presentándola de forma agresiva y objetable, y esto ha causado muy
mala influencia en sus mentes. Cuando los abogados de la verdad
no son congruentes, Satanás se vale especialmente de ellos para
provocar repulsa en aquellos que, de haber tenido una influencia
adecuada, habrían recibido una impresión favorable. Suavice sus
maneras; de modo que, cuando defienda la verdad, sea con espíritu
manso.
“Estad siempre preparados para presentar defensa con manse-
dumbre y reverencia”.
1 Pedro 3:5
. La reverencia que aquí se men-
ciona no es veneración o postración, sino comedimiento y cuidado
extremo en exponer cada punto, para que no lleguemos a pronunciar
una palabra necia o seamos víctimas de sentimientos enconados y,
por ello, las mentes de nuestros oyentes perciban una mala impresión
y se inclinen hacia la dirección equivocada. Todos tenemos gran
necesidad de piadosa reverencia, humildad y mansedumbre para
presentar correctamente la verdad de Dios.
Uno de los mayores peligros que corre es el espíritu de orgullo
y confianza en sí mismo. La mayor infelicidad que sufren usted y
su familia es el resultado inmediato del gobierno del orgullo. Un
hombre con un orgullo tan exacerbado es de muy poca utilidad. Su
soberbia y su amor por él mismo lo retienen en una esfera reducida.
Su espíritu no es generoso. Sus esfuerzos no son amplios, sino
restringidos. Si existe, ese orgullo se manifestará en su conversación
y su comportamiento.
Apreciado hermano, la influencia que formó su carácter le dio un
espíritu arrogante y dominador que se manifiesta en el trato con su
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