Página 259 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Un llamamiento a los ministros
El tiempo en que vivimos es de máxima solemnidad. Todos
nosotros tenemos una tarea que requiere diligencia; en especial los
pastores, que deben cuidar y alimentar el rebaño de Dios. Aquel
que tiene la tarea especial de dirigir al pueblo hacia la senda de la
verdad debería ser un intérprete capacitado de la palabra, capaz de
adaptar sus enseñanzas a las necesidades del pueblo. Ha de estar tan
estrechamente vinculado con el cielo que se convirtiera en un canal
vivo de luz, en la boca de Dios.
Un pastor comprenderá correctamente tanto la palabra como el
carácter humano. Nuestra fe es impopular. Las personas no están
dispuestas a dejarse convencer de que están tan profundamente erra-
das. Es preciso llevar a cabo una gran obra y, ahora, hay muy pocos
para hacerla. Un hombre lleva a cabo el trabajo que correspondería
a dos; la labor del evangelista debe combinarse con la del pastor o
de lo contrario sería una doble carga para el obrero de campo.
El ministro de Cristo debe ser un estudioso de la Biblia para
que su mente pueda acumular las pruebas de la Biblia; éste sólo
será fuerte cuando se fortifique con la verdad de las Escrituras. La
argumentación es buena en la justa medida, pero muchos pueden
ser alcanzados con sencillas explicaciones de la palabra de Dios.
Cristo ilustraba sus lecciones con tanta claridad que las mentes más
sencillas podían entenderlas rápidamente. En sus discursos, Jesús
no empleaba palabras largas y difíciles, sino que usaba un lenguaje
sencillo y adaptado a las mentes del pueblo común. Cuando exponía
un tema, jamás iba más allá del punto hasta el cual eran capaces de
seguirlo.
Hay muchos hombres que tienen una buena mente y son inteli-
gentes al respecto de las Escrituras, pero su utilidad se ve enorme-
mente entorpecida porque tienen un método de trabajo defectuoso.
Algunos ministros que se enrolaron en la obra de salvación de las
almas no consiguen mejores resultados porque no completan su
labor con el mismo interés con que la comenzaron. Otros no son
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