Página 273 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Experiencias y trabajos
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gligencia y la falta de oración, había perdido la fe y la evidencia de
su vinculación con Dios. Muchos testificaron que al dar ese paso
recibían la bendición de Dios. Como resultado de las reuniones un
gran número se presentó para el bautismo.
Puesto que los actos de clausura del año académico de Battle
Creek tendrían lugar en el lago Goguac, se decidió que el bautismo
se administrara allí. La congregación que se había reunido mostró
gran interés por los servicios que tuvieron lugar, los cuales fueron
conducidos con la más alta solemnidad y se cerraron con la sagrada
ordenación. Yo hablé al inicio y al final de los actos. Mi esposo
llevó a catorce de lo preciosos jóvenes dentro del lago y los sepultó
con el Señor en el bautismo. Varios de los que se presentaron como
candidatos para el bautismo escogieron recibirlo en sus hogares. Así
fueron los memorables servicios de clausura de ese curso académico
de nuestra amada escuela.
Reuniones de temperancia
Sin embargo, mi trabajo en Battle Creek todavía no había con-
cluido. Inmediatamente, a nuestro regreso del lago, se me solicitó
que tomara parte en una reunión pública de temperancia, un esfuer-
zo muy meritorio que estaba en marcha entre la clase más alta de
ciudadanos de Battle Creek. Este movimiento incluía la Asociación
de Reforma de Battle Creek, con seiscientos miembros, y la Unión
Femenina de Temperancia Cristiana, con doscientos sesenta miem-
bros. Dios, Cristo, el Espíritu Santo eran palabras corrientes en esos
fervorosos obreros. Ya se había obrado mucho bien, y la actividad
de los obreros, el método con que trabajaban y el espíritu de sus
reuniones prometían un mayor beneficio en el futuro.
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Con motivo de la visita de la gran colección de fieras de Barnum,
que tuvo lugar el 28 de junio, las damas de la Unión Femenina de
Temperancia Cristiana dieron un gran espaldarazo a la temperancia
y la reforma organizando un inmenso restaurante de temperancia
con el fin de acomodar a la multitud que había acudido desde muy
diversos lugares para visitar la colección de fieras y, así, se evitaba
que los visitantes entraran a los salones y las tabernas, donde habrían
estado expuestos a la tentación. Para la ocasión se plantó la inmensa
carpa con capacidad para cinco mil personas que había usado la