Experiencias y trabajos
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carga del testimonio y la gran necesidad de esfuerzos personales
perseverantes que esas iglesias tenían para atraer a otros al cono-
cimiento de la verdad. Se me había mostrado que San Francisco y
Oakland eran, y serían siempre, campos misioneros. Su crecimien-
to sería lento pero, si todos los que están en esas iglesias fueran
miembros vivientes e hicieran lo que estuviera en su mano para
llevar la luz a otros, muchos más serían atraídos a las filas de los que
obedecen la verdad. Los creyentes en la verdad presente no estaban
tan interesados en la salvación de los demás como debieran. La
inactividad y la indolencia en la causa de Dios resultaría en que ellos
mismos se apartarían de Dios y, con su ejemplo, impedirían que
otros avanzaran. Las acciones abnegadas, perseverantes y activas
darían el mejor resultado. Quise grabar en su mente que el Señor me
ha revelado que los obreros sinceros y activos presentarán la verdad
a otros, no los que sólo profesan creerla. No deben presentar la
verdad únicamente con palabras, sino con una vida prudente, siendo
representantes vivos de la verdad.
Se me mostró que los miembros de esas iglesias debían ser
alumnos de la Biblia. Estudiando la voluntad de Dios con sinceridad
para aprender a ser obreros de la causa de Dios. Deben mostrar los
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frutos de la verdad dondequiera que estén: en el hogar, en el taller, en
el mercado y también en la casa de reunión. Para familiarizarse con
la Biblia deben leerla con atención y en oración. Para depositar su
carga, y ellos mismos, en Cristo deben empezar de una vez a estudiar
para entender el valor de la cruz de Cristo y aprender a llevarla. Si
hubieran vivido vidas santificadas, ahora tendrían ante ellos el temor
de Dios.
Las pruebas nos hacen ver qué somos. Las tentaciones nos per-
miten atisbar nuestro carácter real y la necesidad de cultivar los
buenos rasgos. Al confiar en la bendición de Dios el cristiano está
a salvo de cualquier peligro. En la ciudad no será corrompido. En
la tesorería será destacado por sus hábitos de estricta integridad. En
el taller mecánico cada operación será llevada a cabo con fidelidad,
con el ojo puesto en la gloria de Dios. Cuando los miembros de una
iglesia siguen esa conducta, la iglesia tiene éxito. La prosperidad
nunca alcanzará a las iglesias hasta que se unan estrechamente a
Dios y tengan un interés abnegado por la salvación de los hombres.
Los ministros pueden predicar sermones agradables y vigorosos y