Página 303 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Preparación para la venida de Cristo
En la reciente visión que me fue dada en Battle Creek, durante
nuestra reunión general, se me mostró el peligro que corremos como
pueblo de llegar a asemejarnos al mundo más bien que a la imagen
de Cristo. Estamos ahora en los mismos umbrales del mundo eterno;
pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a pos-
tergar la terminación del tiempo. Satanás asaltará de toda manera
posible a los que profesan ser el pueblo que guarda los mandamien-
tos de Dios y espera la segunda aparición de nuestro Salvador en
las nubes de los cielos con poder y grande gloria. Inducirá a tantos
como pueda a postergar el día malo, a identificarse en espíritu con
el mundo y a imitar sus costumbres. Me sentí alarmada al ver que el
espíritu del mundo estaba dominando los corazones y las mentes de
muchos que hacen alta profesión de la verdad. Albergan el egoísmo
y la complacencia propia; pero no cultivan la verdadera piedad ni la
estricta integridad.
El ángel de Dios me señaló a los que profesan la verdad, y con
voz solemne repitió estas palabras: “Mirad por vosotros, que vuestros
corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los
cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día.
Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la
faz de toda la tierra. Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis
tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de
estar en pie delante del Hijo del hombre”.
Lucas 21:34-36
.
Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y
orar como pueblo, y en ningún caso dejarnos distraer de la solemne
obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera.
Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos se han vuelto
descuidados e indiferentes en sus palabras y acciones. No compren-
den su peligro, y no ven ni entienden la misericordia de nuestro Dios
al prolongar el tiempo de gracia a fin de que tengan oportunidad
de adquirir un carácter digno de la vida futura e inmortal. Cada
momento es del más alto valor. Se les concede tiempo, no para que
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