Página 309 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Preparación para la venida de Cristo
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requerimientos de Dios en esta vida no respetarían su autoridad si
estuviesen en el cielo.
Toda especie de inmoralidad queda claramente delineada en
la Palabra de Dios, y se nos exponen sus resultados. Ceder a las
pasiones inferiores se nos presenta en su carácter más repugnante.
Nadie, por oscuro que sea su entendimiento, está obligado a errar.
Pero se me a mostrado que muchos de los que profesan andar en
todos los mandamientos de Dios albergan este pecado. Dios juzgará
a cada hombre por su Palabra.
Dijo Cristo: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os
parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí”.
Juan 5:39
. La Biblia es una guía infalible. Exige
perfecta pureza en palabras, pensamientos y acciones. Únicamente
los que tengan un carácter virtuoso y sin mancha podrán entrar en la
presencia del Dios puro y santo. Si se estudia y obedece la Palabra de
Dios, guiará a los hombres, así como los israelitas fueron conducidos
por una columna de fuego de noche y una columna de nube de día.
La Biblia es la voluntad de Dios expresada al hombre. Es la única
norma perfecta de carácter y señala el deber del hombre en todas
las circunstancias de la vida. En ella hay muchas responsabilidades
que recaen sobre nosotros, cuyo descuido no sólo nos ocasionará
sufrimientos a nosotros mismos, sino que causará pérdida a otros.
Hombres y mujeres que profesan reverenciar la Biblia y seguir
sus enseñanzas, dejan de cumplir en muchos aspectos lo que ella
exige. En la educación de los niños siguen su propia naturaleza
perversa antes que la revelada voluntad de Dios. Este descuido del
deber entraña la pérdida de millares de almas. La Biblia traza reglas
para la correcta disciplina de los niños. Si los hombres siguiesen
estos requerimientos de Dios, veríamos hoy en escena una clase
de jóvenes muy diferente. Pero los padres que profesan creer la
Biblia y seguirla obran de una manera totalmente opuesta a sus
enseñanzas. Oímos el clamor de tristeza y angustia de parte de padres
y madres que lamentan la conducta de sus hijos sin darse cuenta de
que ellos están trayendo esa tristeza y angustia sobre sí mismos y
arruinando a sus hijos por su erróneo cariño. No se percatan de las
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responsabilidades que Dios les dio para que inculcasen en sus hijos
hábitos correctos desde la infancia.