Equidad en los negocios
Hermano G, en mi última visión se me mostró su caso. Vi que
ama la verdad que profesa pero que ésta no lo santifica. Sus afectos
están divididos entre el servicio a Dios y el servicio a Mammón. Esta
división se levanta como una barrera en su camino para convertirse
en un misionero de Dios. A la vez que profesaba servir a Dios,
sus propio interés ha echado a perder su tarea y ha perjudicado
grandemente su influencia. Dios no puede trabajar con usted porque
su corazón no está a bien con él.
De palabra, usted se ha mostrado profundamente interesado en
la verdad; sin embargo, a la hora de mostrar su fe con las obras, ha
habido un gran abismo. No ha presentado correctamente nuestra
fe. Ha perjudicado la causa de Dios con su manifiesto amor por las
ganancias económicas. Su afición al comercio y las disputas banales
no le ha hecho ningún bien; y tampoco ha sido beneficiosa para la
salud espiritual de aquellos con los que entró en contacto. Usted
es un hombre de negocios tramposo, y no es extraño que recurra
a la estafa. Tiene una habilidad especial para descubrir la mejor
manera de cerrar un trato de forma que sea más beneficioso para
usted que para los demás. Si permitiendo que un hombre se estafara
a sí mismo, obtuviera una ventaja, no lo dudaría ni un minuto. Así
no se cumple la regla de oro: Hacer con los demás como desee que
los demás hagan con usted.
Cuando participaba en el trabajo misionero, ha manifestado sus
tendencias maquinadoras en asuntos de compra y venta. Esta es
una triste combinación. Debe ser una cosa u otra. “Si Jehová es
Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”.
1 Reyes 18:21
. “Escogeos
hoy a quién sirváis”.
Josué 24:15
. Dios no aceptará sus obras en la
extensa obra misionera mientras maquina para obtener ventajas para
usted. Corre el peligro de considerar las ganancias como piadosas.
El tentador pondrá ante usted alicientes engañosos para embaucarlo
y tentarlo con el fin de que permita que el espíritu de maquinación
acabe con su espiritualidad.
342