Página 366 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Consagración en los ministros
Hace tres años el Señor me dio una visión de cosas pasadas,
presentes y futuras. Vi hombres jóvenes predicando la verdad. En ese
tiempo, algunos de ellos aún no la habían recibido. Desde entonces
se han asido de ella e intentan llevar a otros hacia ella. Se me mostró
su caso, hermano I. Su vida pasada no ha sido la de un carácter que
lo aleje y lo eleve por encima del yo. Su naturaleza es soberbia y
autosuficiente y confía totalmente en sus fuerzas. Esto le impedirá
adquirir la experiencia necesaria para convertirlo en un humilde y
eficiente ministro de Cristo.
En el campo hay muchos que se encuentran en una situación
similar. Son capaces de presentar la teoría de la verdad pero carecen
de piedad. Si los ministros que ahora trabajan en el campo evan-
gélico, incluyéndolo a usted, sintiesen la necesidad de examinarse
diariamente y de la comunión diaria con Dios, se encontrarían en
disposición de recibir las palabras de Dios para transmitirlas al pue-
blo. Sus palabras y su vida serán perfume de vida para vida o de
muerte para muerte.
Podrá creer la verdad de manera intelectual; pero aun así, tendrá
ante usted la tarea de poner cada acto de su vida y cada emoción del
corazón en armonía con su fe. La oración de Cristo por sus discípulos
inmediatamente anterior a su crucifixión fue: “Santifícalos en tu
verdad; tu palabra es verdad”.
Juan 17:17
. La influencia de la verdad
debe afectar no sólo el entendimiento, sino el corazón y la vida.
La religión genuina y práctica empujará a quien la posee para que
controle sus pasiones. Su conducta externa se santificará con la
verdad. Le aseguro ante Dios que usted es gravemente deficiente
en lo que a piedad práctica se refiere. Los ministros no deberían
asumir la responsabilidad de ser maestros para el pueblo, imitando
a Cristo, el gran Ejemplo, a menos que se santifiquen para la gran
tarea y, de esa manera, puedan ser ejemplos para la grey de Dios. Un
ministro no santificado puede causar un daño incalculable. Puesto
que profesa ser embajador de Cristo, otros copiarán su ejemplo. Si
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