Página 426 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
La labor del hermano B no será aceptable para Dios hasta que vea
y reconozca en su plenitud su ofensa al violar las normas del colegio
y se esfuerce por contrarrestar la influencia que ha ejercido para
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perjudicar su reputación. Muchos más alumnos habrían venido de
Iowa si no se hubiera dado esta desdichada circunstancia. Hermano
B, si usted pudiera ver las consecuencias de ese único paso erróneo
y los sentimientos de pasión, celos y odio que se apoderaron de su
corazón porque el profesor Brownsberger cuestionó su conducta,
temblaría al verse a usted mismo y el triunfo de los que no soportan
las restricciones y declaran la guerra a las reglas que les impiden
seguir su propio camino. Puesto que es un discípulo profeso del
manso y humilde Jesús, su influencia y su responsabilidad son aún
mayores.
Hermano B, espero que ande con cuidado y considere su pri-
mera tentación de alejarse de las normas del colegio. Estudie con
mentalidad crítica el carácter del gobierno de nuestra escuela. Nin-
guna de las normas era demasiado estricta. Sin embargo, acarició la
ira y, llegado el momento, la razón cayó del trono y el corazón se
convirtió en presa de pasiones ingobernables. Antes de que usted
se diera cuenta, dio un paso que unas horas antes no habría dado
en ninguna circunstancia. El impulso venció a la razón y no pudo
evitar el daño que se hizo a sí mismo y a una institución de Dios. En
cualquier circunstancia, nuestra única seguridad está en el dominio
propio con la fuerza de Jesús, nuestro Redentor.
Nuestro colegio no goza de la influencia de la opinión pública
que tienen otras instituciones para apoyar el ejercicio del gobierno y
reforzar sus normas. En un aspecto se trata de una escuela denomi-
nacional; pero a menos que se salvaguarde, recibirá la influencia y
el carácter mundanos. Los alumnos que observan el sábado deben
poseer un coraje moral mayor del que hasta ahora han manifestado
para conservar la influencia moral y religiosa de la escuela o lo único
que la distinguirá de otros colegios de otras denominaciones será el
nombre. Dios diseñó y fundó este colegio con el propósito de que
fuera moldeado con altos intereses religiosos y que en cada curso
los alumnos no conversos que llegan a Battle Creek regresaran a sus
casas como soldados de la cruz de Cristo.
Los profesores y los maestros deben reflexionar sobre la mejor
manera de mantener el especial carácter de nuestro colegio; todos