Página 427 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La causa en Iowa
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deberían tener en alta estima el privilegio que disfrutamos por tener
una escuela así y deberían sostenerla fielmente y guardarla de cual-
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quier atisbo de reproche. La soberbia puede enfriar las energías de
los alumnos y el elemento mundano puede ganar influencia sobre
toda la escuela. Esto traería la desaprobación de Dios a la institución.
Los alumnos que profesan amar a Dios y obedecer la verdad,
deben poseer un grado de dominio propio y fuerza de principios
religiosos que los habiliten para permanecer inconmovibles en me-
dio de las tentaciones, y destacarse por Jesús en el colegio, en la
casa de pensión, o dondequiera que estén. La religión no ha de ser
llevada simplemente como un manto en la casa de Dios, sino que
los principios religiosos deben caracterizar toda la vida. Los que
están bebiendo de la fuente de la vida no manifestarán, como los
mundanos, un anhelante deseo de variedad y placer. En su compor-
tamiento y carácter se verá el descanso, la paz y la felicidad que
han hallado en Cristo al deponer diariamente sus perplejidades y
cargas a sus pies. Mostrarán que hay contentamiento y aun gozo
en la senda del deber y la obediencia. Los tales ejercerán sobre sus
condiscípulos una influencia que se hará sentir sobre toda la escuela.
Los que componen ese fiel ejército refrigerarán y fortalecerán a
los maestros y profesores en sus esfuerzos, procurando vencer toda
especie de infidelidad, discordia y negligencia de los reglamentos.
Su influencia será salvadora y sus obras no perecerán en el gran día
de Dios, sino que los seguirán en el mundo futuro; y la influencia
de su vida aquí se hará sentir a través de las incesantes edades de la
eternidad. Un joven ferviente, concienzudo y fiel en la escuela es
un tesoro inestimable. Los ángeles del cielo le consideran con amor.
Su precioso Salvador le ama, y en el libro mayor del cielo quedará
registrada toda obra de justicia, toda tentación resistida, todo mal
vencido. Así estará echando un buen fundamento para el tiempo
venidero, para asirse de la vida eterna.
La conducta que siguió el hermano C en el colegio, al buscar la
compañía de las jovencitas, era incorrecta. Ese no era el fin con el
cual había sido enviado a Battle Creek. Los alumnos no son enviados
para formar parejas ni para abandonarse al flirteo o al cortejo, sino
para obtener una educación. Si se les permitiera seguir sus tendencias
al respecto, pronto el colegio perdería la moral. Algunos han usado
su preciosos días de escuela para flirteos y cortejos furtivos a pesar
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