Página 441 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La causa en Iowa
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venza se le dará la corona de justicia, sabiendo que nuestro Abogado
intercede por el pecador, los ministros de Cristo deben trabajar con
esperanza, infatigables y con fe perseverante.
Pero mientras la verdad de Dios sea llevada por hombres inexper-
tos y jóvenes cuyos corazones apenas han sido tocados por la gracia
de Dios, la causa de Dios languidecerá. Los hermanos F y G están
más prontos a discutir que a predicar; están más prontos a contender
que a persuadir esforzándose por impresionar a las personas con el
solemne carácter de la obra para este tiempo. Los hombres que se
atreven a asumir la responsabilidad de recibir la palabra de la boca
de Dios y darla al pueblo se hacen responsables de la verdad que
presentan y de la influencia que ejercen. Si son verdaderos hombres
de Dios, su esperanza no está en ellos mismos, sino en lo que él
hará por ellos y con ellos. No se vanaglorian ni llaman la atención
de las personas hacia su inteligencia y sus aptitudes. Sienten la res-
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ponsabilidad y trabajan con energía espiritual, siguiendo la senda de
abnegación que trazó el Maestro. En cada paso que dan hay sacrifi-
cio y se lamentan porque no son capaces de hacer más por la causa
de Dios. El Pablo de la oscura mazmorra, esperando la sentencia que
sabía que pronunciaría el cruel Nerón, es el mismo Pablo que habló
en el Areópago. El hombre cuyo corazón permanece en Dios en la
hora de sus pruebas más duras y en el entorno más descorazonador
es el mismo de la prosperidad, cuando parecía gozar de la luz y el
favor de Dios. La fe ve lo invisible y se aferra a la eternidad.
En Iowa hay muchos que, más que construir, destruyen, arro-
jando incredulidad y tinieblas en lugar de luz. La causa de Dios
languidece cuando debería florecer. Los ministros deben ser fieles.
Pablo escribió a Timoteo: “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino
sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu,
fe y pureza”
1 Timoteo 4:12
. “Ocúpate en estas cosas; permanece
en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. Ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues hacien-
do esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”.
1 Timoteo
4:15-16
. La palabra y la voluntad de Dios están expresadas en las
Escrituras por autores inspirados. Deberíamos atarlas sobre nuestras
frentes y andar según sus preceptos; así andaríamos seguros. Cada
capítulo y cada versículo es un comunicado de Dios para el hombre.
Al estudiar la palabra, las declaraciones divinas se grabarán en el