Página 444 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
posible acercar la tierra al cielo y traer preciosos frutos para ambos
mundos.
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Las manos empleadas en los distintos departamentos de nuestras
agencias de publicación no cumplen con todo el trabajo que se les
podría exigir en cualquier otra agencia del mismo tipo. Se malgasta
mucho tiempo en conversaciones innecesarias, y se pierden horas
en visitas mientras se pierde el ritmo de trabajo. En varios departa-
mentos, se ocasionan pérdidas a la agencia porque las personas que
se ocupan de la tarea no han ejercitado el cuidado y el ahorro. Si
esas personas llevaran a cabo un trabajo para ellas mismas, algunas
rendirían al día una tercera parte más de lo que están rindiendo.
Otros no trabajarían más de lo que ya trabajan.
Las horas de trabajo deben ser empleadas fielmente. El despilfa-
rro de tiempo y material es deshonestidad ante Dios. Unos momentos
escatimados aquí, otros allá, y al cabo de la semana se ha perdido
casi un día e incluso más. “El tiempo es oro” y despilfarrar el tiempo
es despilfarrar dinero de la causa de Dios. Si los que profesan la fe se
demoran y son descuidados con el tiempo, mostrando que no están
vivamente interesados en la prosperidad de la obra, los incrédulos
que están empleados en ella seguirán su ejemplo. Si todos usaran su
tiempo para obtener el mejor rendimiento de él, la causa de la verdad
se ahorraría muchos gastos. Cuando se pone el corazón en la tarea,
ésta se lleva a cabo con honestidad, energía y prontitud. Todos deben
estar atentos para ver qué es preciso hacer y ejecutarlo con prontitud
y destreza, trabajando como si se estuviera bajo la supervisión del
gran Propietario, Jesucristo.
Una vez más, las pérdidas se dan por la falta de atención en el
uso de los materiales y la maquinaria. No se presta atención a los
asuntos mayores y menores para que nada se malgaste o se dañe a
causa de la negligencia. Un poco de despilfarro aquí y allí al cabo
de un año alcanza sumas importantes. Algunos nunca aprendieron a
ejercitar sus facultades para aprovechar los restos, a pesar de la orden
dada por Cristo: “Recoged los pedazos que sobraron, para que no se
pierda nada”.
Juan 6:12
. Los materiales no deberían ser reducidos a
pedazos de pequeño tamaño. Un poco de cuidado permitiría reunir
y usar los pedazos que ahora se desechan y se malgastan. Es preciso
prestar atención y aprovechar incluso algo tan insignificante como
un papel desechado porque puede ser transformado en dinero.
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