Escogiendo tesoros terrenales
Se me ha mostrado la condición del pueblo de Dios. Están atur-
didos por el espíritu del mundo. Niegan su fe por sus obras. Se me
señaló al antiguo Israel. Tuvieron gran luz y privilegios exaltados y
con todo no vivieron a la altura de la luz ni apreciaron sus ventajas,
y su luz se convirtió en tinieblas. Caminaron en la luz de sus propios
ojos en vez de seguir la dirección de Dios. La historia de los hijos
de Israel fue escrita para el beneficio de los que viven en los últimos
días, para que puedan evitar seguir su ejemplo de incredulidad.
Hermano E, se me mostró que usted está envuelto en tinieblas. El
amor al mundo ha ganado el dominio entero de su ser. Lo mejor de
sus días están en el pasado. Su vitalidad y poder de aguante en cuanto
a lo que tiene que ver con su trabajo físico, están debilitados, y ahora,
cuando tendría que ser capaz de poder mirar atrás, sobre una vida de
esfuerzo noble para bendecir a otros y glorificar a Dios, solamente
puede tener pesar y darse cuenta de una falta de felicidad y paz. No
está viviendo una vida que encuentre la aprobación de Dios. Tiene
como secundarios sus intereses espirituales, y sus intereses eternos.
Cerebro, hueso y músculo han sido explotados hasta lo sumo. ¿Con
qué objeto todo ese gasto de fuerza? ¿Para qué esta acumulación
de cuidados y cargas para que las soporte su familia? ¿Cuál es
su recompensa? La satisfacción de acumular para usted mismo un
tesoro en la tierra, lo que Cristo ha prohibido y que resultará ser una
trampa para su alma.
En el sermón del Monte dijo Cristo, “no acumulen para sí teso-
ros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los
ladrones se meten a robar. Más bien, acumulen para sí tesoros en
el cielo”.
Mateo 6:19, 20
. Si usted acumula tesoros en el cielo, lo
hace para usted mismo, trabaja para su propio interés. Mi querido
hermano, su tesoro está acumulado sobre la tierra, y sus intereses y
afectos están en su tesoro. Ha cultivado un amor por el dinero, por
casas y tierras, hasta que eso ha absorbido los poderes de su mente
y de su ser, y su amor por las posesiones mundanales ha sido mayor
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