Página 510 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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El aprovechamiento de los talentos
Dios quiere que aquellos que le siguen dediquen su vida al
mejoramiento y progreso propios y que sean guiados y regidos por
una experiencia correcta. El hombre verdadero es aquél que está
dispuesto a sacrificar su propio interés por el beneficio de los demás,
y aquél que se ejercita en aliviar a los de corazón quebrantado.
El verdadero objeto de la vida apenas comenzó a ser entendido
por muchos; pero ese deseo real y substancial de sus vidas queda
sacrificado por causa de los errores que albergan.
Nerón y César eran conocidos por el mundo como grandes hom-
bres; pero, ¿los consideraba Dios así? No; no estaban unidos por
una fe viva al gran Corazón de la humanidad. Estaban en el mundo,
y comían, bebían y dormían como hombres del mundo pero eran
satánicos en su crueldad. Dondequiera que fueran esos monstruos de
la humanidad, su senda quedaba señalada por el derramamiento de
sangre y la destrucción. El mundo los alabó mientras vivieron; pero
cuando fueron sepultados, el mundo se regocijó. En contraste con
la vida de estos hombres, podemos poner la de Lutero. Él no nació
príncipe, no llevó corona real. Su voz se dejó oír desde la celda de
un monasterio, y se sintió su influencia. Tenía un corazón humano,
que palpitaba para bien de los hombres. Defendió valientemente
la verdad y lo recto, e hizo frente a la oposición del mundo para
beneficiar a sus semejantes.
El intelecto solo no hace al hombre de acuerdo a la norma divina.
Habrá poder en el intelecto, si está santificado y regido por el Espíritu
de Dios. Es superior a las riquezas y al poder físico; pero debe ser
cultivado a fin de beneficiar al hombre. El derecho que uno tiene a
ser tenido por hombre queda determinado por el uso que ha hecho
del intelecto. Byron tenía concepto intelectual y profundidad de
pensamiento, pero no era hombre según la norma divina. Era agente
de Satanás. Sus pasiones eran feroces e indomables. Durante toda su
vida estuvo sembrando semillas que florecieron para la corrupción.
La obra de su vida rebajó la norma de la virtud. Este hombre era
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