Página 517 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Los siervos de Dios
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anales sagrados. Con la sola promesa de que sus descendientes
poseerían Canaán, sin la menor evidencia externa, siguió adonde
Dios le llevaba, cumpliendo plena y sinceramente las condiciones de
su parte y confiando en que el Señor cumpliría fielmente su palabra.
El patriarca fue adonde Dios le indicó que era su deber ir; pasó por
el desierto sin terror; vivió entre naciones idólatras, con el único
pensamiento: “Dios habló; obedezco su voz; él me guiará y me
protegerá”.
Los mensajeros de Dios necesitan hoy una fe y una confianza
como la que tuvo Abraham. Pero muchos de aquellos a quienes el
Señor podría usar no quieren avanzar oyendo y obedeciendo su voz
sobre todas las demás. La relación con sus deudos y amigos, las
antiguas costumbres y compañías, tienen a menudo tanta influencia
sobre los siervos de Dios que él sólo puede darles poca instrucción,
comunicarles poco conocimiento de sus propósitos; y con frecuencia
después de un tiempo los pone a un lado y llama en su lugar a otros,
a quienes prueba de la misma manera. El Señor haría mucho por
sus siervos si ellos estuviesen completamente consagrados a él,
estimando sus servicios por encima de los vínculos de la parentela y
toda otra asociación terrenal.
Los ministros del evangelio tienen una obra sagrada. Tienen que
dar al mundo un solemne mensaje de amonestación, un mensaje
que será sabor de vida para vida, o de muerte para muerte. Son
mensajeros de Dios al hombre, y nunca deben perder de vista su
misión ni sus responsabilidades. No son como los mundanos; ni
pueden ser como ellos. Si fuesen fieles a Dios, conservarían su
carácter separado y santo. Si dejan de estar relacionados con el
cielo, están en mayor peligro que otros, y pueden ejercer una intensa
influencia en la mala dirección; porque Satanás tiene constantemente
su ojo sobre ellos, esperando que manifiesten alguna debilidad, con
la cual pueda hacer un ataque con éxito. ¡Cómo se regocija cuando
tiene éxito! Porque cuando el que es embajador de Cristo no está
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en guardia, el gran adversario lo usa como medio para asegurarse
muchas almas.
Los que están íntimamente relacionados con Dios pueden no
prosperar en las cosas de esta vida; con frecuencia son afligidos
y probados. José fue vilipendiado y perseguido porque conservó
su virtud e integridad. David, el mensajero elegido de Dios, fue